Temas de ayer: comida para mañana

Las ideas intentaron merodear mi cabeza. Costó; lograron entrar. Se fueron como llegaron, prófugas de algún robo de otra cabecita. ¡Que más da! Así se van; completamente solas y “creídas” envoltorios de seres amados.
No somos más que nombres en memorias olvidadizas.
No somos más que cuerpos desnudos sobre camas sin nombre.
No somos más que almas errantes en busca de un Puto Amor de una final primavera. Como la que pasó, y que jamás volverá por mezquina y mediocre.

No me resigno a sacarte de mi prosa porque la manchas de magia, de brillitos. Necesito que todo tenga esa Sin Cordura tuya; ese vuelo que jamás llegó y me acerca; ese Sin Tiempo que une como el clavo que nunca logra sacar al otro pero siempre dice tu nombre.

- ¿Escuchaste aquellas melodías del pasado? ¡Te hablo a vos, poeta de entre mis sueños! Merodeas mis ideas y desnudas a esta trola inocencia mía. ¿Qué pretendes? Te daría más que tus desalineadas estrofas: una palabra de inspiración, un verso más al viento.
Pero dijiste:
- - “No hablaría si no me importa”, y callaste para siempre.

¡Basta de deseos ajenos! Podría ser tuyo. Agarralo de atrás, sabes que le gusta mucho. Esta vez el juego es entre nosotros. Deseo inmundo e indecente, que me acaricia por debajo de mi pollera preferida.

Por ahora, sólo junto palabras recortadas de ideas viejas. Ni siquiera llegan a ser experiencias. Hablan de un poeta y de mentiras. Sólo por un título más.
¡Tonterías! Mañana nos levantaremos con la resaca atrasada de mil sueños anteriores. Peores que cualquier otra borrachera. Peores que un suspiro que no se pudo dar nunca.