Entre gente va la multitud.
Entre ruidos van las palabras.
Entre silencios van los miedos.
Entre el Destino, va
En días que son de ayer y que se viven hoy, pretendemos esquivarla. Aunque ella siempre nos toca la frente, recordándonos que está a nuestro lado.
Así fue que…
Entre Gente, la vi. Iban multitudes acompañadas por
Entre Palabras, la encontré. Estaba ahí cuando hablábamos de proyectos futuros, cuando pretendíamos un mañana juntos, cuando nos referíamos al Otro –el Otro, siempre personaje de cuentos y de mis palabras-.
Entre los miedos (mis miedos), la sentí. Fue la primera vez en que se mostró tal cual es. Y en esa búsqueda por no “estar solos”, ella estaba ahí. Y no es que se resista a desaparecer. No puede, es complementaria a nosotros.
Es por esto, que entre El (mi) Destino, frecuentemente, se mezcla. Y así, entre los miedos a
- No es que seas vos, Soledad… es que soy yo que no me encuentro. Tus palabras son distantes, le dije. Nos desencontramos aunque ahora estemos uno a lado del otro. Y me besas, y yo te beso. Y me abrazas, y yo te abrazo. Y me tocas, y yo te toco. Pero estamos separados y solos uno a lado del Otro.
No me confundo. Busco sentirme confundida para esquivartela.
Y es ese Otro que no se va, que no se piensa ir. Que se mezcla entre NosOtros pero que no logra ser parte. Y nos besa, y nos abraza y nos toca pero no está… “no existe más”.
- Extraños, alejados por/de entre la gente, le dije. Rebuscándonos, conformándonos con lo que fue y lo que pudo haber sido. Te miento, me mentís.
- Desconocidos… besándonos, mirándonos, tocándonos, hablándonos. Y
Adelante, pasen. Entre El destino y
Y NosOtros –siempre Otros- que nos tocamos, nos besamos, nos miramos… y no sentimos nada.
“…Otra vez me olvidé de cambiar los pañales del desastre de mi Soledad…”