Nos habíamos olvidado de las cuentas. Éramos libres
y con libreta nueva.
Te había conocido en esos días cuando podía crear
colores con mis manos y no sólo frases hechas. Entre esos colores, me había
perdido en tus ojos y en cómo sabes decir las cosas, como podés armar las
frases.
En esos días en que te conocí yo era una más de un
montón que no era mucho y solo era. Vos me llevaste de la mano por un camino de
lo que somos. Y volví a creer, volví a confiar. Y volví a empezar.
Y no volví a mentirme nunca más desde el día en que
te conocí.
Pudiste otorgarme ese gustito a los días de la vida
desde que te conocí.
Me empecinada en decir que mañana nos podíamos
olvidar del otro, que eso no era una tarea difícil; y que durante ese momento
eso significaría exactamente lo mismo.
A vos todos mis muros no te interesaban. Me escuchabas
paciente, atento, como aún lo haces, enseñándome dónde poder encontrar a la
paciencia, la serenidad del alma.
Proyectar días con otro... Eso había empezado a
hacer desde que te conocí. Me diste el otro lado de la mochila para continuar y
llevarla juntos.
El pasado, el presente y el futuro no tenían porque
distinguirse. Ahora era el momento para que siempre sea un presente nuestro, que
en definitiva, es siempre lo único que existe.
Me había enamorado ese día que te conocí. No lo
supe hasta un tiempo después. Nunca damos todo en la primera vuelta del
destino, y por supuesto, ni en la última. Porque es cierto que nunca llegamos a conocernos del todo ninguna vez.
Te conocí como se empiezan a conocer las grandes
cosas en esta vida. Sin contarlas desde el comienzo, sin saber que llegarán a
ser tan grandes pero con un placer en el día a día que sólo se merecen las
grandes cosas.
Desde el primer día en que te conocí decidí que no
había porque apresurar los pasos. “Después contamos los besos”, te dije la
primera vez que nos despedimos para volvernos a encontrar cada día, cada
mañana, en cada paso. Eso dije cuando ya no supe más en que momento no estarías
en mi vida y cuando las cuentas con los dedos en las manos dejan de hacerse.