Usted
tiene el sabor que me recuerda a esas mañanas donde uno solía hablar de un
pasado que era poco y nada, pero siempre era otro.
Usted
tiene el sabor de pasados mezclados con proyecciones de uno solo en un mundo de
soledades compartidas y ajenas.
Usted
tenía el sabor que es mirada y que avasalla los sentidos hasta dejarnos sin
aliento. Y usted ni siquiera se da cuenta, hasta que uno de bocanadas se va
escapando para no volver a encontrarse perdida. Así fuimos siendo nuevamente
otros en otra historia.
Sin
más que nada, se muy bien a que sabes. Lo fui descubriendo de a poco, sin
necesidad de proponérmelo. Y es mejor quedarse en los recuerdos estos que se
vuelven memoria y presente en la añoranza y la saudade.
No
quiero dar muchos detalles porque hay que guardar las formas y solemos no
entender mucho sobre estas cuestiones. Más frecuentemente yo que siempre me des-ubico
con los sentidos y los sentimientos. Atención: no son las mismas cosas aunque a
primera vista gente como uno se confunde.
Me
fui para encontrarte. Y no se que encontré entre tus ojos. Y no se que encontré
entre tus dientes. Pero había hallado algo que hace rato venía buscando. Y al
fin en estos días –como se dice en mis pagos- me estaba hallando…
Pero
no son tiempos para encontrar (nos). Son tiempos para los des/encuentros porque
ellos siempre guardan parte de los misterios, parte de nos-otros. Los guardan
para después. Para el después que nos quedamos debiendo.
Es
otra historia, había dicho. La nuestra era otra historia desde siempre.
No
era una historieta de esas que se van entre las ganas de ser y lo que no
estamos dispuestos a dar. Porque acá estábamos dispuestos a dar todo, porque
era otra historia, una historia de siempre como te lo había dicho.
Y
mientras me olvidas, yo te sueño.
Y
es así que empecé a recordarte en esta ciudad que ya es pura espuma. La recorrí
para encontrarte una vez más. Siempre te podía ver en los mismos lugares que
ayer, pero no me acercaba. Prefería mantenerme lejos. Mantenerte lejos.
Y
vos me olvidas, como cualquier simple proceso. Uno recuerda para luego
olvidarse. Pero ese olvido se hace memoria en mis días. Y me acerco hasta vos
pero solamente en los momentos que pasaron.
Me
había querido alejar de esta ciudad para olvidarte. Pero con recursos y
herramientas que no caben en ningún lugar -y vos la llevas puestas- me sacaste
más de mil sonrisas. No llegué a contarlas todas con las manos de toda la gente
que transita por esta ciudad, manos que sólo cierran los puños a la imaginación
y las posibilidades.
Y
en esas de las últimas veces, recordé: “Los vacíos y silencios que quedan entre
nosotros, siempre nos quieren decir algo cuando nos pegamos con la almohada en
la cabeza”. La memoria y el olvido van cerrando mis ideas. Las compactan en
todo lo que quiero saber que no se ni tengo idea. La memoria y el olvido me van
dejando loca.