Me comunico mediante preguntas. Pero a vos jamás te hice ninguna. Me
contuve pero no porque no las tenía de las audaces y astutas, sino que fue por
falta de valentía. Y quizá porque son de esas preguntas para hacerlas solamente
en persona. Y las veces que nos vimos nunca nos sobró el tiempo para preguntarnos
nada.
No es la primera vez que nos decimos adiós. Sucede cada vez que el miedo
nos sujeta los pies. ¿Tuvimos más vueltas que idas?
Se que te vas a levantar de ahora en más y de ahora en menos cada día de
tu vida pensando en nosotros. Y no digo en mí porque los dos no hemos sido
nunca algo meramente en persona. Y es así que vas a pretender enamorarte de esa
chica que no lee pero que en sus pocas palabras y muchas nueces vas a encontrar
menos número uno de listas de música pop. Carpetas que dicen “músicas”, pero no
dicen nada. La vas a sorprender con temas que hablan de ayer y tienen una foto
de alguien en ojotas.
Mientras que yo me voy a despertar cada día pensando si vas a volver hoy.
Voy a seguir leyendo y estando con alguien que ha leído. Voy a sorprenderlo con
temas de ayer que hablan de lo que nosotros no pudimos ser pero en versiones
graciosas para tentarle al destino nomás. No voy a pensar en vos cuando llueva
porque ya ocupa otro ese lugar. Es que nunca hablamos de exclusividades. Pero te
voy a recordar siempre antes de que salga el sol en invierno y me encuentre
tomando mi café con leche frente a un monitor en blanco. Te voy a recordar
también cuando una mosca verde no me deje dormir la siesta.
Solo sentimos cuando olvidamos. Ese proceso que tanto quise esquivar
cuando te conocí. Pero vemos que tan imposible es que me tiene atrapada aquí
escribiéndote. Es que nos vi en esta película; a vos fingiendo abrazos que solo
se pueden ver mediante caricaturas de Liniers, y a mí transvistiendo amores.
Yo te hablo a vos pero en modo cobarde. Es que solo fuimos la cáscara de
algún destino.