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martes, 7 de octubre de 2008

Mafalda: una nena con “M” grande de Mundo

Cuando era –más- chica, no recuerdo exactamente mi edad, la conocí. Ella vivía en una casa donde no volví nunca más, y no creo que vuelva. Siempre en el tiempo, las cosas/objetos/situaciones quedan atrás cuando no se cruzan otra vez los caminos. Es por eso que a esa casa no creo que vuelva a ir, pero con ella me encuentro cuando yo quiera, y por supuesto, cuando ella también lo quiera, porque tiene esa virtud de vivir en muchas casas, lugares, espacios, especialmente en libros, revistas, y ahora me contaron (y la vi) hasta en Internet.
Cuando leí (no lo sabía, tal vez por mi manía de no escuchar/pensar lo que no quiero escuchar/pensar) que su creador, aburrido de la rutina de hacerla nacer todos los días por once años, se alegró de no hacerlo más, salvo en otras oportunidades, pero ya no todos los días, algo así como una decepción atravesó aquella niña. Pero no importa, lo que quedó está aún hoy, me identificó ayer cuando la leía de pequeña, hoy, y estoy más que segura, mañana.

A continuación, transcribo una parte de un trabajo de la facultad dónde hablo de esta niña con M de Mundo y sus vínculos (a mi parecer) con lo popular, lo culto y lo masivo en esta historieta argentina. Pretexto para hablar y nombrarla… nada más… nada menos…

“En la historieta argentina se articulan elementos de lo culto, lo popular y lo masivo. Dentro de estas producciones gráficas tienen lugar la aventura, el melodrama, los estereotipos, los toques costumbristas, la vida cotidiana, la rutina, el arte, identidades que pretender mostrar el “ser nacional”, como por ejemplo, el criollo, el indígena, el hombre del campo, el de la ciudad, etc.
A modo de ejemplo, la tira Mafalda (1964-1973) es protagonizada por una niña que en su manera de ver el Mundo toma elementos de la vida cotidiana: los días de escuela, la relación en el hogar y con sus amigos, los días de vacaciones, etc. Pero al mismo tiempo esta niña manifiesta algunas de las angustias de las personas de aquella época (y también de la actualidad): alguien preocupada por el Mundo, su país, la naturaleza, la gente; además la manera en que su autor aborda las problemáticas político-social de ese entonces. En sus personajes se pueden observar características típicas de estereotipos que hablan de lo popular: el almacenero del barrio, la niña que sueña con casarse y tener hijos, el niño que ama las historietas de aventureras y fantasea con ser un superhéroe, el padre oficinista, la madre ama de casa. Los modos de ser y de saber de lo popular encuentran su espacio dentro de esta propuesta cultural.
Pero por otro lado, Mafalda es “aceptada” por la cultura oficial que la reinventó y utilizó en muchas ocasiones. Por ejemplo, en campañas educativas para niños, campañas de salud, ecológicas, artísticas, en sellos postales argentinos, en portadas de libros escolares (Editorial Estrada) hasta en un póster del quinto aniversario del retorno a la democracia. De este modo, la historieta entre en contacto con lo culto que vio en ella una posibilidad de enriquecer los valores del ser nacional: Mafalda a modo de ejemplo a seguir.
Esta tira se relaciona con lo masivo ya en sus primeros inicios, cuando fue creada para una publicidad del mercado de electrodomésticos. Luego, ya como historieta esta se publica en medios masivos de comunicación para un gran público que veía en ella algunas de sus formas de ser. De este modo, se pueden identificar prácticas de la cultura masiva de la época en por ejemplo: tiras en que Mafalda nos habla de la aparición en los hogares porteños de la televisión, el constante contacto de la niña y su familia con la radio, como también, cuando su padre, un empleado, compra un automóvil como tantas otras familias trabajadoras del momento.”

1 comentarios:

Marcos dijo...

Muy oportuno el hecho de mencionar a Mafalda. Como a vos, como a muchos de nosotros, Mafalda me acompañó en la infancia gracias a los libritos de mis viejos. Y ahora, pudimos trabajarla y visitarla incluso en el Centro del Conocimiento.
Todo un ícono, que bien vale tener presente.
Besos