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sábado, 15 de diciembre de 2007

Te quiero contar algo

En una de esas tardes de tereré en mi casa, después de compartir esas reflexiones que solemos darle a la vida, y que a veces nos empeñamos en tener, Caro, me regaló estas líneas.
¡Gracias amiga por escucharme (especialmente todo el viaje a Pipo, puedo ser muy delirante, se sabe) y estar conmigo en mis búsqueda de felicidad!

Sinceramente, muy lindas palabras las próximas…

Te quiero contar algo…

Una vez empezó una historia. Una que cuenta una vida, vida de gente rara, aunque en realidad todos dentro de sí mismos encierran algo raro y único.
Esta vida se alimentaba de recuerdos, los recuerdos de un pasado que a sus ojos siempre fue mejor…
Y su presente y su futuro se confundían. Se perdían en una especie de magia que encierran los cuerpos que nunca quieren mostrarlo todo.
Esta vida pensaba en los años pasados, meditaba sobre lo que fue y lo que debió ser.
Y así andaba, como un triste añil de recuerdos.
Caminaba y se perdía. Todo a su alrededor se encubría en ese mundo oscuro de lo que no es y debe ser; esa ideología que te confunde y te miente a veces. Y se pasaba su vida, vida que en realidad nunca fue vida.
La gente no era gente, sólo era un montón de cuerpos de burbujas que rondaban los espacios y se acercaban a veces buscando cosas, o beneficios, y no la querían… al menos no como esa vida esperaba.
La vida, que desde un principio era gris, se fue tornando cada vez más oscura. Y la oscuridad la hacia confundirse más y perderse. La vida ya no sabía distinguir entre lo pasado y lo actual, entre lo que imaginaba y lo que pertenecía a lo cotidiano.
Pérdida y triste desandaba sus recuerdos, y salpicaba con ellos a cada nuevo encuentro, y esto la hacía sentirse más incomprendida, llena de miedo.
Tenía miedo pensó un día y creyó que encontró la solución. Pero aún seguía viviendo del pasado.
Y se encontró a miles de burbujas que andaban a su alrededor, todas ellas de un color diferente, algunas tan grises como ella, y otros de unos colores brillantes pero indefinibles, con matices que te hacían perder el sentido.
Las burbujas de vida que flotaban a su alrededor también estaban encerradas. Tal vez, no en sus recuerdos, sino en mini munditos de cristal. Mundos, que le impedían ver con claridad a las otras burbujas, y si veían tenían ciertas concepciones difusas de las demás.
La vida se dio cuenta que no era la única que no sabía donde iba, y pensó que había hallado una solución. Pero aún seguía viviendo en el pasado.
Y así cayó una y mil veces pensando en su pasado, sin darse cuenta que vivía, viviendo del pasado.
Hasta que un día una burbuja chocó con ella, la lleno de color de fantasía. Y pensó que había hallado una solución. Pero su pasado de haber vivido en el pasado la condenó. Porque su pasado ya no tenía importancia, y su presente... Su presente no era más que una mala versión de su antiguo pasado.
De Carito… una especie de cuentito…

1 comentarios:

Leandro dijo...

mini munditos de cristal???
espero que sigas bien.. besos