Tengo que seguir esta línea, no puedo ir ni un poco más aca ni más allá. Los papeles que firmé me comprometen. Estoy obligada, ante la ley, a cumplirlo.
Parece que perdemos mucho si ofrecemos poco (que es todo lo que tenemos) pero también parece que no queremos reconocernos cuando no nos conviene. Así, te mezclo entre dos visiones que nada tienen que ver. Como nosotros desde un principio, y ahora iguales, parados en un final que se resiste a morir. Yo nunca me resisto.
Necesitamos decirlo, hasta talvez gritarlo: ¡Las cosas se nos van de las manos!
Y te confundís con dos palabras. Y te mareas con dos ojos. Y te caes por el impacto.
- Necesito pensar, ¡no me interrumpas! Todavía me quedan varias piezas para terminar este collage. Soy malísima uniendo formas dispares, jamás pueden encajar completamente y quedar al mismo tiempo “bien”. Tenía ganas de imaginarme lo que iba a ser de mí un poco más adelante. No logré concentrarme, pasaba el presente disfrazado con lentejuelas y brillitos y me distrajo. Así que no me pidas que continúe en esa línea, si sabes muy bien que el presente nos distrae y encandila. Esperé demasiado de mí, y del mañana… pero no pude acordarme, y hoy no está invitado.
Vos y yo…
Él y yo…
Ella y vos…
Él y vos…
Ella y yo…
Él y ella…
Ellos…
Ustedes…
Nosotros…
Todos entre burbujas, nubes de pedo, distintas visiones, puntos de vista, propios y personales mundos. ¿Hace falta entendernos? Los demás parecieran que siempre están DeMás.
Las decisiones nos duran menos de un día. Lo que “los demás” creen que son “los demás”, no encaja con lo que nosotros creemos que son “los demás”. Mejor no nos preguntemos que seremos cada uno de nosotros porque si somos lo que comemos ¿seré como vos? ¿Seremos como los demás siempre DeMás?
Me puedo engañar tan fácil. Y son tus ojos que no me dicen nada…
viernes, 25 de abril de 2008
Los demás parecieran que siempre están DeMás
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miércoles, 16 de abril de 2008
Para olvidar decime que no…
Yo se, no te vas a acordar.
Teníamos esa cita antes de que el pasado llegase para embargarnos nuestra historia. Nos cobró todo, no se olvidó de los intereses: el mal hecho, los reproches, los largos tragos y suspiros; pero sobre todo, lo que prometimos darnos y jamás se nos ocurrió cumplir… algo de tiempo, algo de afecto, algo de confianza, algo que tuviera que ver con la Verdad (cualquiera, no importaba)…
- “Algo”, me recriminaste, siempre fue demasiado.
Yo sabía, no te ibas a acordar.
Pedirme más era menos para mí, no tenía sentido. Porque mañana, había dicho (que siempre es hoy), no nos reconoceríamos, y nunca vale la pena el intento. Nunca.
Lo entendíamos muy bien: jamás volvemos a ser los mismos después que las paredes, el asfalto, y el desencanto se empeñan en destrozarnos.
Y sabías, no me iba a acordar.
“¡¡¡No me hagas migas en la cama!!!”, me dijiste la primera vez. Siempre hay una segunda; y con suerte llegarán vencidas las terceras, siempre tarde. Pero no pude evitarlo, no quería moverme, estaba muy cómoda.
Más de una vez nos ensuciamos los sueños con migas (migajas) de alguna cama que nada tenía que ver con nosotros. Y ahora decís que la falla es del Otro.
¿Me regalás la culpa que habíamos comprado juntos? ¡Qué hipócrita!
¿Sabes? No me acuerdo.
Justo en ese instante me vi reflejada en algún espejo. Ya no me acuerdo lo que significan las miradas en silencio, las palabras en colores, las uñas escarbando heridas.
Y ahora sabrás, me acuerdo.
Esto es lo último… y en frases que no son las mías te recuerdo…
“Decime que anoche nunca existió… Me despierto y no tengo cabeza, siento pasos adentro del colchón. En el techo hay un nido de ratas. Tengo un brazo de cada color. (…) El espejo me mira y me aplaude. La botella dice yo no fui. (…) Mientras tanto vos seguís dormido, apenas me acuerdo quien sos. Mientras tanto vos hablás en sueños, yo me encierro en el baño a fumar. Otra vez me olvide de sacar la basura del valdío de mi corazón. Otra vez me olvide de cambiar los pañales del desastre de mi soledad.
Decime que no, decime que anoche nunca existió…” (1)
Decime que no… decime que no… decime que no…
1- “Decime que anoche nunca existió”, Iván Noble
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viernes, 11 de abril de 2008
Juegos por jugar
Antes de que el Sol y la Mañana aparezcan en escena, y retomemos cansados a nuestros personajes de todos los días, me dices que esta noche fuiste como eres. No disfrazaste tu personalidad con lentejuelas y brillitos.
Se acercó completamente la Mañana a saludarnos y a preguntarnos ¿qué hacíamos todavía juntos? Le contestamos confundidos, aún con el brillo entre los ojos, que no podíamos separar nuestras miradas, y no entendíamos el porqué.
Llegaba la Despedida y no se nos ocurrió otra cosa que alejarnos. Creímos que nos encontraríamos de nuevo, como esta noche. Conclusión Errada. Aún hoy, después de muchas otras Mañanas indiscretas, no hubo otra noche.
La Mañana, acompañada siempre del radiante y delatante Sol, continuaron su juego, pero no nos dejaron continuar el nuestro.
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martes, 1 de abril de 2008
Rico en frases hechas
Después de andar un rato por calles que nunca te llevan a ningún lado; buscando debajo de pedazos de asfalto esa esencia tan cotizada, ahí estabas, escampándote de un mundo del cual ibas a querer salir en cuanto entraras.
Así, huyendo de mil mundos te encontré. Para no perderme con esta mala junta amiga mía, la Costumbre, fui detrás tuyo. Siempre chocándonos entre la gente y lo que no sabemos del otro.
Te necesito lejos para poder tenerte más cerca pero son las Malas Palabras las que me llevan hasta vos. No necesito evadirlas, tu mirada con sabor a caramelos de sal, me dice cuanto de mentira hay en todo lo que decís. Son demasiadas pero… ¡te quedan tan bien!
¿Por qué alejarme? ¿Por qué salir corriendo si alimentás a mis líneas con tu presencia dispar en mi vida? El valor está en la comida para mañana con esos temas de ayer que ya nadie recuerda.
Y no se exactamente cómo pero ahí estás; presencia virtual tan rica en frases hechas. No se si sos humano o letras en mi vida pero surgís en uno y terminás siempre siendo lo otro. A veces creo que te invento en cada palabra que zurzo a otra, que añado aunque nada tengan que ver entre sí: los colores y texturas no combinan, los tamaños no encajan.
¿Habrás caído en la cuenta que solamente nos reímos para la foto, que todo lo que decimos podrá ser usado en nuestra contra, que los pañuelitos de papel son descartables, que tus mentiras tan dulces se venden en los kioscos como caramelos de sal, y que son muy fáciles de conseguir?
Tus funciones, esas que tanto creí y confié que tenías para mí, se escaparon con todo lo que me ha dicho el viento de vos. Es bueno tener una libretita para anotar lo que se nos ocurre, lo que me decís, y lo que “el resto” afirma de gente que no conoce. En fin, lo que aseguramos que es el Otro sin siquiera saber cual es su verdadero nombre.
De Ala-íta! en 22:12 1 comentarios