“Aturdido por dos nostalgias enfrentadas como dos espejos.
Y que en cualquier lugar que estuviera recordarán siempre que el pasado es una mentira. Que la memoria no tenía caminos de regreso. Que toda primavera antigua era irrecuperable. Y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.”
Gabriel García Márquez.
Ponerle un nombre a un personaje, situarlo en algún lugar del tiempo y del espacio. Darle forma y color. Lograr que tenga por unos instantes vida propia. Después dejarlo morir entre promesas de fama y tristes recuerdos de irrealidad. Solo son palabras… pero no lo logro entender. Dejar que respire por unos segundos, después sacarles el aire para siempre.
Va más allá de cualquier situación. Se resignaba a escribir palabras que no surgían de entre sus cejas. Lo que escribe de alguna manera la refleja y le molesta entre los dientes decir cosas que sabe que no son. Por eso la razón de decir que empezaba mentirte de nuevo.
El pánico de toparse con algo que en verdad le molestara. Confundida con lo que dijo que era verdad, en las promesas que nunca cumple.
No puedo dejar de hablar en tercera persona. Sigo cometiendo los mismos errores que ayer. Me esfuerzo en vivir en algún pasado no inmediato que me confunde en los sueños.
¿Dónde se quedaron las primeras personas? ¿Dónde quedaron los amigos imaginarios?
Crear una situación que tenga algún final. ¿Por qué? Si no creo que una historia se acabe en algunas líneas sino que las cosas siempre van más allá. Perfecta excusa. ¿Y el cuento de Blancanieves? ¿Y la historia de Caperucita que termina con un fin aburrido, inesperado o esperado como tantos, como todos? Eso no me convence. No es más que vueltas y vueltas sobre palabras que ya dije; sentimientos ya sentidos sin sentido, por partes que no encajan. Los cuentos no son para mí.
No dejo de hablar del otro, no dejo de pensar en cuentos aunque me contradiga. En historias que nunca empezaron y que por obvias razones no tendrán jamás su final, un santo entierro para sus almas. No puedo salir de las mediocres historias de amor, de los cuentos con mariposas de colores, de los príncipes de alguna final primavera, de luces y brillitos, del tiempo, del recuerdo, del placer.
Me perdí en lo que todo el mundo intenta ocultar detrás de las miradas. No pude mentirme una vez más. No supe porque ya no quería mentirme.
Contener la respiración mientras tus palabras me sacan el aire.
Es como si todo el tiempo estuvieras fingiendo. Que debe decir lo que siente. Que ambos son parecidos. Que ambos son diferentes. Que buscaba algo multicolor y lleno de luz como las cosas que escribía.
¿Dónde buscamos los sueños que quedaron en llegar a las 11 de la mañana y nunca aparecieron? ¿Dónde puede reclamar paquetes envueltos y muy bien sellados de esperanzas e imaginación que pidió por encargo, ya que todo eso lo empeño en alguna patética noche donde supuso que podía ser tan estúpida como comentó que era? Maldito momento en que creyó que siendo algo que no era estaría bajo protección. Maldito segundo en que se aseguró de que todos formamos parte de la misma bolsa.
No puedo ir mas allá del pasado, es obvio que nunca saldré de uno que ya estaba escrito. Frases a las cuales siempre zurzo para que no se desprendan de lo que en verdad son. Intento safarme de esto, no lo consigo.
Presiento que todo se esta repitiendo. Teoría que mil veces confirme. No se si nos daremos cuenta que los ciclos nos confunden entre la gente.