Entre la verdad – sinceramente, una cualquiera- y la patética mentira: necesito descubrir lo que las une. Por eso hoy estás ahí. Te escondés entre dudas, y esfuerzos para cumplir promesas que solemos hacernos a nosotros mismos.
Ya lo se, me perdí. Pero…
- ¡Andate Conciencia, no te quiero escuchar! ¡Maldita ingrata, hacés que piense en mañana!
¡Hey…hey! Sí a vos, “Esperanza”, putita vestida de verde -en palabras de Cortázar-, una pregunta: ¿qué hago ahora con vos?
Entre las palabras que jamás pensamos decirnos, entre besos que no quisimos darnos nunca, entre recuerdos esquivos que nos condenan a mostrarnos lo que fuimos, entre el destino que siempre mira para otro lado; la verdad, si esa cualquiera, no se en cual bolsillo esconderte. Y para no perdernos en la noche con la costumbre, “una verdadera mala junta”, esperemos entre telas blancas y mañanas olvidadizas (para mi suerte) el final de esto.
Situaciones que ya se escaparon. Saltaron por la ventana y se fueron. Corrieron hacia un pretérito imperfecto. Seguramente las dejarán ser mucho más libres de lo que serían entre mis ganas y deseos de hacer lo mismo que ellas: escapar.
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