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sábado, 6 de diciembre de 2008

Para que sean más que “proyectos de ilusión”

Desde los distintos inicios históricos, culturales, y sociales de los medios de comunicación, éstos se presentaron ante los ojos de sus inventores y de los que agentes del poder como medios que podían llevar y expandir intereses, pensamientos “de los buenos y de los no tan buenos”. Eran “demasiado” como para dejarlos en manos de las personas comunes y corrientes. De esta manera, por temer a la rebeldía, al no respeto por la autoridad, y seguramente, otros curiosos motivos, los medios de comunicación estaban exclusivamente en manos del Estado; regulados y limitados por éste organismo político.
Cabe destacar que en un primer momento no se los pensó a los medios de comunicación como se los piensa -o se los quiere pensar- en la actualidad: para la expresión del pensamiento y del arte, para la difusión masiva de la información de las más diversas índoles, para el consumo de los individuos. En aquel inicio, se los creó y consideró para fines fundamentalmente bélicos: el telégrafo óptico y eléctrico, la radio, el teléfono, e Internet, son sólo algunos de los ejemplos.
En paralelo, a medida que los conceptos y los ideales capitalistas se expanden por el mundo entero, los medios de comunicación podrían ser recursos estratégicos en la venta y comercialización empresarial. Todavía no se pensaba a las masas como posibles usuarios. Pero esta concepción cambió de a poco y por distintos factores. De esta manera, las familias, y luego los individuos por separado, fueron el principal foco para el consumo de los medios de comunicación.
De las manos del Estado fueron pasando a otras manos, manos que poco y nada querían saber de la difusión de las problemáticas sociales, de los pensamientos, de las carencias de la sociedad, pero sí tenían que ver con las ventas y el consumo masivo, con las modas, los usos y desusos en la menor cantidad de tiempo posible.
Hoy, los medios de comunicación mediante las grandes productoras multimedios sin manejadas por algunos pocos. Un oligopolio respaldado por las leyes que se resisten a mirar a la gente no como meros consumidores sino también como posibles productores. Hoy las leyes de radiodifusión no respaldan a la comunicación comunitaria, espacios que no pretenden lucrar con el tiempo, el conocimiento, y el intelecto de la gente.
Los proyectos sobre la Ley de Radiodifusión que circulan hoy en la Argentina hacen hincapié en estas cuestiones: artículos que son necesarios cambiar, reformularlos, y otros, que son fundamentales agregar. Creo que esto posibilitará la “libertad de expresión y de prensa”; derechos de la humanidad que en algún momento, los medios supieron ser abanderados, pero hoy se respaldan en estos mismos discursos para justificar los mecanismos de las cuales hacen uso.
Considero, a modo de hipótesis, que como hoy en el imaginario colectivo existe un descrédito para con lo que dicen y muestran los medios de comunicación, de esta misma manera, podrá suceder un cambio de modelo. Considero que las transformaciones son posibles cuando lo que pasa de alguna “molesta”, afecta, existe, toca e involucra a la gente. Es en ese momento en el cual las personas comienzan a involucrarse, moverse del lugar donde siempre las invitaron a sentarse. Pero, para esto, es fundamental que el poder político reformule las leyes vigentes de radiodifusión y así intentar que exista la pluralidad de medios. Sin el actuar del aparato político, las propuestas quedarán solamente en “proyectos de ilusión”.

martes, 2 de diciembre de 2008

“Me contaron que se va a caer…”


El flamante edificio ubicado en las esquinas de Entre Ríos y Ayacucho, en la ciudad de Posadas, Misiones se encuentra en una etapa de re-construcción.

Los rumores que aún hoy circulan alrededor de éste contaban un cuento de abandono de las obras porque “el edificio está mal hecho, desde el inicio”.

La historia narra sucesos, opiniones, comentarios que giran alrededor de este enorme edificio por muchos años abandonado.

- ¿Pero cómo, no era que se estaba por caer?, comentó un transeúnte al pasar por Entre Ríos, frente al edificio.

Hace pocos meses, para sorpresa de muchos “conocedores del tema del edificio frente a la plaza San Martín que estaba torcido y por caerse”, se inaugurará a mediados del año 2010.

La Jefa de Ventas de la Inmobiliaria que trabaja con la empresa constructora que re-construye el edificio nos contó que era verdad que había un problema con la columna del edificio pero que pudieron solucionar el problema y que en este momento está todo en regla.

“Se había dicho que no tenía solución lo que pasó (…) Cuando empezamos sabíamos que era un Ave Fénix, por así decirte o todo lo contrario porque había un estigma en la sociedad, y había que luchar contra eso (…) Pero claro, hay un tema… que la gente necesita ver para creer.”

Un desafío que aún se mezcla con los rumores dentro de la ciudad, y que también ha llegado al interior de la provincia de Misiones, en los posibles compradores:

“La gente se comenzó a acercar porque quiso, de algún modo por la ubicación del lugar, te estoy hablando de gente de Posadas. La gente del interior interesada nos llama preguntando ¿se va a caer?”

Al mismo tiempo, desde la calle Ayacucho y Entre Ríos, al mirar hacia arriba se pueden observar los carteles que dicen “Vendido” o “Reservado” sobre los balcones en construcción del imponente edificio que contará con más de diecisiete pisos

Un emprendimiento que implica un desafío importante, la lucha con los mitos y los rumores urbanos que aún, en este caso, circulan entre las calles de la ciudad.

Y aún por los alrededores de la obra en construcción o cuando algunos “conocedores” del tema se refiere a este imponente edificio se los escucha decir:

“¿Cómo? ¿No era que se iba a caer?



jueves, 27 de noviembre de 2008

Carta a un General. La firma una calle que calló por 73 años

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26 de noviembre de 2008. Posadas, Misiones, Argentina
Queridísimo General San Martín:
Le escribo esta carta para comunicarle, con todo el respeto que su figura me concierne, que todos estos años en los cuales hemos convivido prácticamente como vecinos, usted jamás me ha mirado.
Hace ya más de setenta y tres años que vivimos uno al lado del otro (mejor dicho, uno detrás del otro) y jamás he recibido un saludo suyo, y mucho menos, una mirada de cortesía.
Me considero, como mi nombre me lo acredita, una provincia originaria de nuestra Nación Argentina, y que hoy me encuentro cubriendo una parte de esta ciudad, donde ambos somos ciudadanos ilustres: usted como monumento y yo, como calle de importantísimo nivel. Por este motivo, reclamo al menos un mínimo de consideración por su parte.
No se si en usted estuvo la decisión de darme la espalda durante tantos años, y deseo aclararle que no siento celos por mis otros colegas que sí tienen el agrado de verlo todos los días sobre su corcel. Me refiero (y se que usted, General, los conoce muy bien) a La Rioja con quien comparte su frente, a Junín y Ayacucho que lo acompañan a su izquierda y derecha. Pero yo General… yo estoy atrás, y es por eso que hoy he decidido confesar mi resignación ante esta situación.
No recuerdo que hecho habría de generarle a usted un repudio hacia mi personalidad, y si existiese me gustaría que me lo notificara, y si tuviese razón, las disculpas no serían negadas por mi parte.
Desde ya, agradezco su tiempo al leer mi carta, se que es un monumento muy ocupado, que todo el tiempo es visitado, observado, admirado. Pero me gustaría en la brevedad tener una respuesta suya.
Con gran admiración se despide.
La Calle Entre Ríos.
Número 44

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domingo, 16 de noviembre de 2008

El Centro del –Des-Conocimiento

En los últimos tiempos los medios de comunicación y el Gobierno promocionan al novísimo Centro del Conocimiento como un espacio que se dice público, gratuito y libre, abierto a todos los misioneros en general, y al resto del país y del Mundo para que sepan que Misiones también tiene grandes espacios para el arte, y la cultura. Lo que parece que se olvidaron de pensar es el significado de lo que es un espacio público.
El sábado decidimos ir a conocer el Centro de Conocimiento. En la facultad nos recomendaron una exposición (el tríptico rosarino) y como sabíamos que era un lugar con una vista especial, decidimos llevar las cámaras y aprovechar para sacar fotos para un Seminario de Fotografía.
Así que sacrificamos la siesta y tomamos “el 28”. En el lugar nos encontramos con un concierto de guitarra y lírico que empezaba a las seis de la tarde, y una obra de teatro infantil a las 20. Al llegar recorrimos las exposiciones, y como faltaba media hora para que comience el concierto nos fuimos a sacar algunas fotos del paisaje: el nuevo hotel del IPLyC, la ruta de acceso oeste, los barrios del IPRODHA que se ven desde el lugar, la laguna, el Centro de Convenciones (olvidado, a un costado del nuevo Imperio-Centro). Se hizo la hora del concierto y entramos nuevamente al Centro del Conocimiento. Luego, antes de que empiece la obra infantil de las 20, fuimos a la tan promocionada fuente para sacar también ahí unas fotografías. Nuevamente, regresamos al Teatro Lírico y como la obra demoraba en comenzar, decidimos volver a casa. Pero antes de tomar el colectivo, regresamos a la fuente para sacar las últimas fotos, esta vez con los efectos del color en los chorros de agua.
¡Tonta idea de nuestra parte! ¡Sospechosa nuestra conducta para los agentes de seguridad del lugar! En ese momento, con cámara en mano, nos rodean tres policías, los agentes Roman S, Montenegro R. J, y Brites J. L, además del que se hizo llamar jefe de seguridad del Centro del Conocimiento, Roberto González, quien no tenía ningún tipo de identificación ni quiso presentarla. Estos cuatro sujetos nos rodearon a ambos, y nos hicieron algunas preguntas a las cuales denominaron “DE RUTINA”: ¿Qué vinieron a hacer acá? ¿Por qué anduvieron dando vueltas tanto tiempo? ¿De dónde son? ¿Tiene identificación? Luego de este “interrogatorio”, se nos pidió que mostremos lo que teníamos en nuestras mochilas. Sin ningún tipo de problemas y frente a toda la gente que estaba en el lugar se nos trató como delincuentes, o como “posibles delincuentes”. Nos pidieron la dirección de cada uno por si en el futuro “pasase algo en el Centro del Conocimiento”, textuales palabras del Jefe de Seguridad del lugar.
A lo que queremos llegar es que este espacio, que como remarcamos al inicio de esta carta, que se pretende libre, público, no es un lugar para quedarse más tiempo de lo “correcto”, para no quedarse “mucho tiempo”. Pero ¿cuánto es mucho tiempo? ¿Cuánto tiempo será el adecuado?
Un lugar que se pretende público y donde cuatro “agentes de seguridad” pueden revisar tus pertenencias sin ningún tipo de testigo legal: toca tus cosas, te expone a una “vergüenza pública” sin más justificación que la de: “porque estuvieron mucho tiempo en el lugar”. Nadie nos anticipó el tiempo que debíamos permanecer en el predio, nadie nos dijo que no podíamos sacar fotos del paisaje, y nadie nos avisó que por esto iban a tratarnos como a “posibles delincuentes”.
Sabemos que estas cuatro personas recién mencionadas no son más que muñecos de un juego en el cual sólo obedecen órdenes. Lo que está en juego obviamente es más grande que el mal momento que nos hicieron pasar. “Las cámaras de seguridad los vieron en muchos lugares toda la tarde”. Nos preguntamos, ¿y las cámaras de seguridad no mostraron que solamente estábamos sacando fotos, y mirando las muestras?

¿Cómo piensan desde estas instituciones un espacio público, y más este que se tilda de ser un Centro del Conocimiento? Un espacio público en el cual no sentarse, descansar, observar, preguntar, reflexionar, ¡conocer! Un espacio público que te cierra las puertas y te prejuzga por llegar en colectivo y no en una cuatro por cuatro. Un espacio público, un centro para el conocimiento que pareciera darte lo que tiene por pequeñas muestras en tiempos fríamente medidos, y que si para ellos los “excedes” tienen el derecho a pisotear tu imagen pública.
Un espacio gratuito, público, libre… pero por un ratito, y si llegas en cuatro por cuatro mejor. Un espacio para el conocimiento pero un conocimiento de paso, rápido, sin pensar, para dar solamente un vistazo sin que tener tiempo para reflexionar, y que además pareciera sugerirte que no te quedarás, y como en nuestro caso, que te sugiero que tampoco quiere que regreses.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Hay una Fuente en alguna bisagra del tiempo

Hay una fuente en alguna bisagra del tiempo. Esta fuente nos ofrece la producción de realidades en frases para toda la eternidad. Muchos ya la han encontrado, eso aseguran. A la mayoría de estos afortunados los podremos encontrar en listas de famosos como también en los más oscuros rincones, con papel y lápiz en mano.
Esta fuente no necesariamente tiene la forma de un manantial, con algunas monedas, pececitos y chorros de agua, sino que en la mayoría de los casos toma forma humana, habla, ríe, -a veces- sueña, canta y da, y más de una vez, se equivoca.
Se apropia de alguna figura humana para poder estar sin llamar demasiado nuestra atención. Y lo ha logrado, no solemos darnos cuenta de quien se encuentra a nuestro a lado o dando vueltas a nuestro alrededor. Así podría ser alguien quien se sienta a nuestro lado en el asiento del colectivo, alguien quien nos saludó por la calle y no sabemos porqué lo hizo ¡lo conozco de algún lado pero no me acuerdo! Los ejemplos son muchos, o más bien, los ejemplos pueden ser todos… absolutamente todas las posibilidades de encontrarnos con alguien que terminaría siendo una fuente de algo que tal vez nos llevaría hasta algún tipo de sabiduría.
Por eso creo que, aunque difíciles de encontrar, estas fuentes con forma humana van dando vueltas por entre nosotros. Nos tocan ante una buena idea, una buena acción, pero no distinguimos sus formas y colores, y es ahí cuando se cansan de girarnos y se van (pero estoy segura, siempre regresan esperando ser vistos).

En una ida, encontré una fuente que me hablaba de todo esto.
En una vuelta, no me siguió, prefirió quedarse con lo que había a su alrededor, que era más prometedor que las palabras mezcladas siempre con la misma cuchara, sin azúcar, sin más que decir que pedir.
Cuando volví intenté encontrarme de nuevo en esa bisagra del tiempo, me esforcé para ello. No lo conseguí pero lo sigo intentando, y aunque me suelo dar por vencida en la mayoría de los casos, esta es una oportunidad que además de poder darme mucho me reencontrará con vos, que me había ofreció todo.
¿Cuál será la forma que esta vez tomará “Todo”?

jueves, 16 de octubre de 2008

De lo que no está surge lo que puede ser

Sacas algo de entre las palabras, casi siempre de entre las mías.
A los restos de madera se suele llamar “viruta”… Eso sos hoy para mis palabras, restos de ellas, en formas dispares pero ricas en la materia de lo que fueron porque en esencia son las mismas palabras en versiones diferentes (para mí, encantadoras versiones), y ahora con distintas texturas, formas, sentidos opuestos pero siempre paralelos de lo que fueron ayer.
Lo encantador es que esas nuevas palabras (restos de las de ayer) nunca se confunden con lo que fueron. Saben de presentes, pretéritos y futuros -más que inciertos- poco ciertos.
Al mismo tiempo, en ese mismo tiempo ya usado, sos presencia virtual que logra sacar a esa “viruta” de mis frases. Van más allá al recordarte porque es tu recuerdo el que les abre las puertas a nuevas posibilidades para su poder-ser.
Tu virtualidad no necesita más que un segundo para empezar a hablar, para empezar a hablarme. No necesita de protocolos y ritos de iniciación para soltarse, para soltarme. Ella me habla constantemente aunque vos no hables, y ella nunca escucha, sólo necesita ser escuchada, que la escuche. Pero es su egoísmo lo que la hace particular, lo que la hace capaz de ser tan especial en mis discursos recortados de tu virtualidad. Y aunque esquivas, indirectamente me hablan de vos. Recurren a tu presencia, casi nunca real, para explicar situaciones, sentidos, formas, que si bien no tienen nada que ver con vos, te recurren para nacer, te necesitan para salirse hacia el Sol. Hasta llegan a cambiar sin ser juzgadas, todo gracias a tu virtualidad de encanto.
Lo que no es, no siempre está ausente en lo que hacemos.
Lo que no encontramos, no necesariamente ya no existe más, en algún lugar.
Confundirnos no precisamente quiere decir que no sabemos.
Y encontrarte en las palabras me dice más de lo que sos, y menos de lo que no puede ser.

martes, 7 de octubre de 2008

Mafalda: una nena con “M” grande de Mundo

Cuando era –más- chica, no recuerdo exactamente mi edad, la conocí. Ella vivía en una casa donde no volví nunca más, y no creo que vuelva. Siempre en el tiempo, las cosas/objetos/situaciones quedan atrás cuando no se cruzan otra vez los caminos. Es por eso que a esa casa no creo que vuelva a ir, pero con ella me encuentro cuando yo quiera, y por supuesto, cuando ella también lo quiera, porque tiene esa virtud de vivir en muchas casas, lugares, espacios, especialmente en libros, revistas, y ahora me contaron (y la vi) hasta en Internet.
Cuando leí (no lo sabía, tal vez por mi manía de no escuchar/pensar lo que no quiero escuchar/pensar) que su creador, aburrido de la rutina de hacerla nacer todos los días por once años, se alegró de no hacerlo más, salvo en otras oportunidades, pero ya no todos los días, algo así como una decepción atravesó aquella niña. Pero no importa, lo que quedó está aún hoy, me identificó ayer cuando la leía de pequeña, hoy, y estoy más que segura, mañana.

A continuación, transcribo una parte de un trabajo de la facultad dónde hablo de esta niña con M de Mundo y sus vínculos (a mi parecer) con lo popular, lo culto y lo masivo en esta historieta argentina. Pretexto para hablar y nombrarla… nada más… nada menos…

“En la historieta argentina se articulan elementos de lo culto, lo popular y lo masivo. Dentro de estas producciones gráficas tienen lugar la aventura, el melodrama, los estereotipos, los toques costumbristas, la vida cotidiana, la rutina, el arte, identidades que pretender mostrar el “ser nacional”, como por ejemplo, el criollo, el indígena, el hombre del campo, el de la ciudad, etc.
A modo de ejemplo, la tira Mafalda (1964-1973) es protagonizada por una niña que en su manera de ver el Mundo toma elementos de la vida cotidiana: los días de escuela, la relación en el hogar y con sus amigos, los días de vacaciones, etc. Pero al mismo tiempo esta niña manifiesta algunas de las angustias de las personas de aquella época (y también de la actualidad): alguien preocupada por el Mundo, su país, la naturaleza, la gente; además la manera en que su autor aborda las problemáticas político-social de ese entonces. En sus personajes se pueden observar características típicas de estereotipos que hablan de lo popular: el almacenero del barrio, la niña que sueña con casarse y tener hijos, el niño que ama las historietas de aventureras y fantasea con ser un superhéroe, el padre oficinista, la madre ama de casa. Los modos de ser y de saber de lo popular encuentran su espacio dentro de esta propuesta cultural.
Pero por otro lado, Mafalda es “aceptada” por la cultura oficial que la reinventó y utilizó en muchas ocasiones. Por ejemplo, en campañas educativas para niños, campañas de salud, ecológicas, artísticas, en sellos postales argentinos, en portadas de libros escolares (Editorial Estrada) hasta en un póster del quinto aniversario del retorno a la democracia. De este modo, la historieta entre en contacto con lo culto que vio en ella una posibilidad de enriquecer los valores del ser nacional: Mafalda a modo de ejemplo a seguir.
Esta tira se relaciona con lo masivo ya en sus primeros inicios, cuando fue creada para una publicidad del mercado de electrodomésticos. Luego, ya como historieta esta se publica en medios masivos de comunicación para un gran público que veía en ella algunas de sus formas de ser. De este modo, se pueden identificar prácticas de la cultura masiva de la época en por ejemplo: tiras en que Mafalda nos habla de la aparición en los hogares porteños de la televisión, el constante contacto de la niña y su familia con la radio, como también, cuando su padre, un empleado, compra un automóvil como tantas otras familias trabajadoras del momento.”

lunes, 25 de agosto de 2008

“Fecha Cuadrada Número 21”

No suelo escaparme de ese “gustito” de escribir sobre fechas cuadradas, que todos los años suelen repetirse. Y hoy, para variar, año tras año intento mediante letras que se unen, resumir lo que los días suelen contarte. Tal vez por eso Borges decía que “asombrarse de memoria es difícil”.
Siempre suelen ser importantes estos acontecimientos pero descubrí que son así sólo si nos sentamos a pensarlo, en mi caso, veintiún segundos. Ahí, de entre las memorias y los brillitos, aparecen fantasmas a veces de mil colores y otras veces grises que le sirven un vaso de agua fresca a nuestro Recuerdo. ¡Para volver, amigo, para volver!, decía. Con esos veintiún segundos de vuelta atrás caí en la cuenta que te confunden los sueños cuando no son los tuyos: sueños pedidos prestados o que compramos a uno de esos vendedores de sueños que nunca habíamos visto antes.
Y porque existen sucesos destinados a llamarnos la atención, completamente nuevos y por estrenar ¡Lo confieso! Te llevan con la corriente, te susurran novedosas palabras siempre repetidas de otros cuentos. Logran llevarte hasta esas historias para descubrir dentro de lo mismo cosas jamás antes vistas, ahora des-cubiertas y por fin ¡verdaderamente tuyas!
Y no es por nada que en las palabras suelen esconderse más de nosotros mismos de lo que nos podemos llegar a imaginar. Lo mismo sucede con los años.
Años para gastarlos, años para guardar.
Años para mirarlos, años para darles la espalda.
Años para sentirlos, años para verlos pasar.
Años para batirlos, años para dejarlos reposar.
Años para encontrar, años para buscar.
Años para desear, años para desear mucho más.
Se perfectamente que no suena del todo bien que a muchos de esos años los dejemos a un costado, siempre por analizarlos un poco más allá en el tiempo, siempre guardados para luego aprendérnoslos de memoria. Vuelvo a repetir: las circunstancias se nos suelen escapar de entre los dedos y de entre los años que tiene el deseo.

(…Entre nosotros…)… Los significados nunca suelen coincidir, y tu voz susurra canciones sin nombre al viento. Pero solamente no tienen nombre para mí, para vos todo esta muy claro: es eso de entender las cosas que a mí siempre me cuestan tanto.
(…Entre nosotros…)…“Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal estado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que solo soy puntual para que no se sepa cuán poco me importa el tiempo ajeno. (Gabriel García Marqués en “Memoria de mis putas tristes)”

--- Destino: te busqué como la piedra en el zapato que sos, en sentimientos marchitos antes de tiempo, en circunstancias que están más allá de tus manos y que te impongo me las concedas, en lo nuevo y en lo viejo, en metas que aún con líneas trazadas suelen costar mucho concretarse, en un pasado que se muta constantemente, en colores que se reinventan con los días.---

Continuamos nombrando al destino perdido con el mismo resentimiento de ayer y de otros días. Y aún hoy aunque no me lo pueda explicar, siguen existiendo cosas que nunca fueron, y están ahí ansiosas por ser, estirándote el vestido diciendo. ¡Quiero, quiero, quiero ser!
Aún creemos, siempre dando vueltas por los mismos pensamientos, que hoy es diferente que ayer. Mañana confirmamos que esa teoría nunca funciona: hoy que es el mañana de ayer, es como ayer, y siguió en los mismos días en busca de sentidos. De esta manera sumo otra rayita a las más de cuatro paredes de la vida, otra “feliz felicitaciones” en la memoria, otros 365 días que miran para atrás de espalda al presente…
Para mañana (como dije siempre hoy) nuevas paredes por marcar, nuevas memorias por re-llenar, nuevos días que miran, todos prolijamente, “al frente para hacerle frente de frente” a ese destino que suele no estar disponible y esconderse pero que siempre lo podrán encontrar mezclándose con la “chusma”: con lo que fue y con lo que podrá ser.

Ita!
18 de agosto de 2008
Posadas, Misiones.

miércoles, 20 de agosto de 2008

“Los “medios” para estar a la Moda …”

Muy atrás quedó en la historia de la humanidad, aquel primer momento en que el hombre para protegerse del frío empezó a cubrirse con pieles de animales. Todos conocemos esa parte de la historia. Luego, además de protegerlo de las bajas temperaturas, la vestimenta que el hombre utilizaba fue una forma de distinguirlo y diferenciarlo de otros hombres: de menores o mayores recursos, de hombres libres o esclavos, etc. Ha pasado de esto bastante tiempo, y las historias que solemos contarnos en esencia no cambian mucho.
En la actualidad, lo que vestimos, los accesorios que usamos, las nuevas o renovadas prendas que están en las vidrieras, las marcas que nos dicen lo que es o no “fashion”, nos colocan fuera o dentro de un Mundo, más conocido como el Mundo de la Moda.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación cumplen un papel muy importante y crucial en la difusión de este mundo paralelo. Gracias a las TICs es posible que este “espacio” sea cada vez más grande. Las revistas de moda, los desfiles, sus nuevos lanzamientos, sus publicidades, sus modelos ocupan un lugar importante en los medios escritos, y audiovisuales.
En el siguiente ensayo intentaré analizar algunos aspectos de la relación de la moda en los medios de comunicación con el fetichismo de la mercancía, y su lugar dentro de las sociedades de control. Como objeto de análisis concreto me basaré en la producción cinematográfica “El diablo viste de Prada”, película que parodia a ese mundo que suele conocerse como artificial.


Un Mundo Exclusivo

La película “El Diablo viste de Prada”, basado en el libro de Lauren Weisberger, cuenta la historia de una periodista recién egresada que comienza a trabajar en una importante revista de modas de Nueva York. El film nos habla de lo competitivo, exigente y “endiosado" que suelen ser estos ambientes donde la apariencia es lo más importante. La película critica lo frívolo de este mundo, donde está mal visto no ser superdelgada, usar un zapato cómodo, no sentir adoración por las grandes firmas de la moda. Aquí, Dolce, Galbana, Manolos, Prada, Versace son algunos de los nombres de los nuevos dioses.
Y aunque la película es un cliché de una clásica historia norteamericana con un final feliz, moralista sobre la integridad, y vuelta al buen camino, podemos encontrar en ella esos elementos que caracterizan a este ambiente. En algunos personajes de la película lo más importante es vestir siempre un buen zapato de taco aguja, además, se caracterizan estar obsesionados por su imagen, y donde un mal peinado puede acabar con su carrera. En este lugar, y en incontables escenarios sociales, la imagen conquistó el lugar más importante; los valores, la vida personal están muy lejos de lo trascendental que sería una buena y “correcta” manicura.
Me pregunto, ¿cuáles son los medios para estar a la moda? ¿Cuál es el precio que las personas están dispuestas a pagar para formar parte de ese mundo? ¿Alguien escapa de la seducción de esas ofertas? Considero que lo importante es entender y poder definir cuales son los límites, reflexionar sobre la importancia de lo que nos “ofrecen” desde la televisión, los diarios; poder repensar lo que nos están vendiendo, y lo nosotros estamos comprando de este “pseudo-mundo”: marcas, moda, confort, el “sueño americano”, status, prestigio, posibilidades, belleza, etc.
Además, si nos ponemos el traje de comunicador social en este caso sería uno de gala que llame mucho la atención ya que su función dentro de los medios de comunicación masiva (por ejemplo, una revista con trayectoria internacional como es el caso de la película) es decisiva y fundamental para este ambiente. Los medios le brindan a este mundo la posibilidad de difusión, de publicidad, de alcance a la mayoría de la población.
Estas producciones (revistas, publicidades, desfiles) de alguna manera han logrado instalarse en nuestro día a día. De este modo, el mundo de la moda (el cual pareciera que le falta el relleno), el mundo de lo se ve, de lo que mostramos sobre nuestro cuerpo, el mundo de lo que “nos entra por los ojos”, el mundo de la primera impresión acaparara todos los ambientes sociales, y está también ahí, en lo que “sale” en los medios de comunicación.


El precio de la Moda

“Esos brillos fugaces, símbolos de poder, distinguían a los mandones de los mandados.
Como ahora.” Eduardo Galeano.

Sin lugar a dudas, esto pareciera que ya se nos escapó de las manos, manejar y tener los recursos para acceder a las “nuevas y siempre nuevas” tendencias de la moda nos ofrecen más que color y “buen estilo”, son símbolos de un poder que se renueva con cada estación. La posibilidad de adquirir distintos accesorios de determinado diseñador, nos demuestran, y trazan la línea que separa los que están dentro o fuera del Mundo Fashion.
Pero este espacio va más allá de la posibilidad de recursos para adquirir o no lo que nos venden, éste también cumple otro rol, el cual por el brillo que desprende, muchas veces puede llegar a encandilarnos. La moda dentro de los medios de comunicación funciona como mecanismos de control en las actuales sociedades, porque aquí no solamente funcionan mecanismos como cámaras, bases de datos, etc. sino que de una manera muchas veces “sutil y de colores” nos imponen o “insinúan” el cómo vestirnos, lo que es acorde a determinada situación y contexto, los colores que corresponden a cada estación, lo cómodo, lo bello, lo estéticamente correcto. En fin, “lo que corresponde”. De este modo, los medios de comunicación, el cine, las revistas de moda muchas veces te “aconsejan” como combinar tu mascota con la cartera. Con estas herramientas los mecanismos se aseguran dentro de las sociedades de control la garantía del orden.
Otro aspecto que cobra gran importancia es la cuestión del mercado que gira en torno a la moda y de sus medios de difusión. En las sociedades de control el mercado “es conquistado ya por especialización, ya por colonización, ya por baja en los costos de producción. Pero en la situación actual, el capitalismo (…) es un capitalismo de superproducción (…) para el producto, es decir para la venta y para el mercado. (…) El marketing es ahora el instrumento de control social” (Deleze). De este modo, con la baja en los precios de algunas producciones de vestidos, accesorios, cosméticos (cabe recordar que estas “baratas ofertas” siempre pertenecen a las denominadas “de segunda mano”, imitaciones de las grandes marcas), y ya instalada la idea de necesidad de estos productos como un estilo de vida deseable, ideal se hace posible que el modelo de producción capitalista siga, tranquilo, su curso. La mercantilización de todas estas ofertas, cada vez de más bajo precio pero que el individuo para seguir perteneciendo al “mundo de la moda” le es “conveniente” renovarse todo el tiempo. La moda como un producto necesario pareciera convertirse en una herramienta específica en las sociedades de control.
Y así, la seducción que ofrece las posibilidades de acceso se hacen ver en la incitación al consumo por parte de los responsables en generar estos discursos: los representantes de las grandes marcas en los medios de comunicación. Entonces, es importante prestar atención a estos procesos que no son nada inocentes, cómo estos mecanismos logran incidir en nuestros comportamientos, y también no olvidar el papel de los medios como generadores de sentido.


Los sujetos: objetos a la moda

“(…) Nosotros, los humanitos: (…) los únicos animales que inventan máquinas, los únicos que viven al servicio de las máquinas que inventan.” (Eduardo Galeano)

Los primeros motivos por los cuales el hombre comenzó a cubrirse su cuerpo ya han quedado en un plano de poca relevancia. Lo importante ahora (advertencia: la lista suele ocuparse de los más mínimos detalles) es tener unos buenos tacos altos, cuanto más caros mejor, un buen peinado, los colores que se están usando, que te entre un talle de pantalón 0, las medidas de busto, cintura y cadera “ideal”, manicura y pedicura completa, una cartera exclusiva para cada ocasión, etc, etc.
Para Marx, el fetichismo de la mercancía consiste en dotar a determinado objeto de características que no les son propias de su naturaleza, su esencia, su definición en tanto objeto social; así a estos objetos se les atribuyen características humanas (...) se personifican y se transforman en sujetos” (Kohan, Néstor). De este modo, los objetos con los cuales nos vestimos ahora se han convertido en sujetos, “externos”, como si tuvieran vida propia. Estos objetos, disfrazados de belleza y ofreciéndonos un “status”, se incorporan a nuestro día a día con valores y significados que no son los mismos para los que fueron creados.
Para agregar, podemos citar a Jesús Martín Barbero que dice que “el consumo no es sólo reproducción de fuerza, sino también producción de sentidos; lugar de una lucha que no se agota en la posesión de los objetos, pues pasa aún más decisivamente por los usos que les dan forma social.” (Jesús Martín Barbero). Así, las formas de usos, de valorización que las personas les van dando a estos objetos, son los que los convierten es sujetos/objetos.
Pero, ¿es posible repensar los significados/valores que tiene la moda? Claro que sí. No hay que descartar que siempre existen posibilidades de resistencia, de luchas y de cambios pero estas transformaciones podrán llevarse a cabo mediante procesos que no son cortos. En un primer lugar podemos comenzar a reflexionar sobre las formas de actuar de los sujetos sociales, sobre la importancia que tiene los objetos que adquirimos; replantearnos los valores que le otorgamos a las máquinas/objetos que producimos.



Conclusión
“Para terminar… el último grito de la moda”

Me han contado que “El Diablo”, el que siempre tiene el papel de malo en todas las películas, historias, sucesos se viste en las mejores tiendas de ropa del mundo. Se la pasa de compras en Paris, Nueva York, Milán. Pero también me han contado de su poder, de sus formas de llamar la atención e incidir en el “Mundo de la Moda”. La película “El diablo viste de Prada”, nos acerca a ese mundo paralelo, caracterizado por ser frívolo, artificial pero que maneja mecanismos que intentan garantizar el orden en el mundo capitalista de hoy.
Por otra parte, las formas que ha adquirido esta mercancía nos lleva al concepto desarrollado por Marx. El fetichismo, en este caso el de la moda, “desfila” en todos los medios masivos de la comunicación. Éstos han colaborado en su transformación en objetos/sujetos. De la mano de las TICs han abierto el camino a este mundo posibilitando la difusión de sus interminables producciones.

Pero el último grito la moda ¿existe? La frase cliché resuena en cada último desfile de moda, en cada “nueva temporada”. Un decir que pareciera nunca acabar. En la película, el final, como ya adelante, es un clásico final feliz. La joven periodista, que se había visto seducida por ese mundo vuelve a su vida cotidiana, a reencontrarse con sus valores. Contratan a otra joven en su lugar, tal vez la historia vuelva a repetirse, tal vez no.
Para concluir, quiero agregar que en una sociedad donde pareciera que lo que hace a la persona son las marcas de lo que consume, lo que puede llegar a comprar, la forma de combinar los accesorios, el país de procedencia de los perfumes que usa, es difícil “ser distintos” pero un primer paso es posible a través de la reflexión, el cuestionarnos sobre los valores y significados que le damos a los objetos que nos rodean.

miércoles, 30 de julio de 2008

“Sonría… ¿Nos están filmando?”

En la actualidad, nos encontramos “rodeados” de distintos mecanismos de control en todos los escenarios sociales: al ser registrados por cámaras de seguridad, al usar una tarjeta de crédito, al rellenar la base de datos del banco, de la facultad, al entrar a Internet y subscribirnos a una página para que nos envíe nuestro horóscopo todas las semanas, al recibir un correo electrónico, etc.
En los últimos años, en el caso de las cámaras de seguridad, las posibilidades de acceso a las nuevas tecnologías y la problemática de la inseguridad actual, han logrado que éstas proliferen en incontables espacios públicos (y no tan públicos) antes impensados. No nos resulta “extraño” estar todo el tiempo siendo observados por ojos que nos ven pero que nosotros no sabemos quienes son. Quizás estas miradas que “lo registran todo” sean los de unos completos desconocidos o los de un vecino, los de un amigo que trabajan en la empresa de seguridad del “Hipermercado Libertad”.
De esta manera “nos encontramos con ellas” en los supermercados, en los bancos, en las farmacias, en los cajeros automáticos, en los semáforos, en escuelas privadas, en los casinos, en los boliches. Dentro de sus formas de uso entran en juego la problemática de la inseguridad a la que pareciera estamos todos expuestos, pero también, en contraposición, cobra importancia la reflexión sobre el derecho a la privacidad. De este modo, en el siguiente ensayo intentaré analizar a estas videocámaras como parte de los mecanismos de control, vigilancia y seguridad.



Un “Gran Hermano” que todo lo ve

En la novela 1984 de George Orwell, el autor narra la historia de una sociedad sometida al totalitarismo y la dictadura. Los espacios públicos y privados son constantemente vigilados mediante circuitos de videocámaras (telepantallas). La historia de Orwell puede llegar a constituir una metáfora para re-pensar y reflexionar sobre la situaciones del presente. De este modo, el control y la vigilancia se han introducido en nuestras vida cotidiana haciéndose prácticamente invisibles: parece que ya no nos damos cuenta que en la mayoría de los espacios públicos estamos siendo “filmados” todo el tiempo. Si nos situáramos dentro de la novela de Orwell, nuestro día a día tranquilamente podría parecer uno en aquel país. Entonces, con respecto a la novela de Orwell y a la actualidad, la ficción nuevamente toca a la realidad: las cámaras en casi todas partes, la manipulación en la información, etc.
En las últimas décadas, estos mecanismos de control, de censura y de poder han logrado ser habilitados mediante el consenso de la mayoría de la población. Esto se ha debido a diferentes motivos, entre ellos, podemos mencionar a la problemática de la inseguridad. De esta forma, las personas aceptan ser “observadas” en todo momento y lugar para “sentirse protegidas”. Así, exponernos a que nuestras acciones cotidianas sean guardadas “por nuestra seguridad y las del resto de la Nación y del Mundo”, en archivos de datos donde es poco probable que tengamos acceso, parece incuestionable.
Además, con el auge de las cámaras de video/fotográficas, cada vez más pequeñas, más sencillas de utilizar, con más capacidad de almacenamiento, y menos costosas, la convivencia con las mismas forma parte de “la costumbre”. Aparecer en fotos, videos ya no es algo de difícil acceso, son cada vez más las personas que poseen por ejemplo, un teléfono celular con cámara de video y fotográfica. Entonces, sería importante, ponernos a pensar cómo fue que estos mecanismos se han ido incorporando a nuestra vida cotidiana, así poder llegar hasta la “invisibilidad” de las cámaras de seguridad, reflexionar sobre sus usos y “abusos”.
Las personas inmersas y dependientes de un sistema, son sometidas “sutilmente” a seguir estas reglas de juego, porque intentan hacernos creer que no existen otros modelos para llevar “adelante” la sociedad. De este modo, los mecanismos de control intentan pasar desapercibidos, ser sutiles, casi imperceptibles pero sin embargo, ahí están sin que ni un mínimo detalle se les escape.
Y al hablar de los actuales sistemas de poder “no se trata de preguntar cuál régimen es el más duro, o más tolerable, ya que en cada uno de ellos se enfrentan las liberaciones y las servidumbres (Deleze)” pero es importante reflexionar sobre el cómo todo hoy está siendo registrado, guardado, controlado; y que esto no forma parte de la casualidad, aquí la causalidad cumple el rol más importante. De esta manera, las cámaras de seguridad, como su nombre lo indica, en sus promesas nos aseguraron resguardar nuestra integridad física, psíquica y moral de los robos, la violencia, las violaciones, etc. pero dentro de sí encierran “nudos” que nos hablan de vigilancia y censura permanente (y no por casualidad) dentro de fuerzas en manos del Estado, ¡y cómo no, también del mercado!



El panoptismo

Para entender un poco más de qué tratan estos mecanismos de control podemos citar a Foucault y lo que él desarrolla acerca del panoptismo. Así, el habla de que “el dispositivo panóptico dispone unas unidades espaciales que permiten ver sin cesar y reconocer al punto (…) La plena luz y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra, que en último término protegía. La visibilidad es una trampa.”. Entonces, el sujeto “es visto, pero él no ve; objeto de una información, jamás sujeto de una comunicación (Foucault)”. De este modo, los mecanismos de control utilizan las bases de datos e información de los sujetos (qué es lo que hacen, cómo y cuándo lo hacen) para asegurar dentro de las sociedades de control la garantía del orden. Pero todo esto, es llevado a cabo “desde lejos”, desde un lugar donde nos miran pero donde nosotros no miramos, como en la historia que nos cuenta Orwell.
Entonces, el panóptico, como lo desarrolla Foucault, es una máquina de disociar la pareja ver/ser visto (se es totalmente visto, sin ver jamás). Dentro de este sistema, y en este caso, de la mano de las cámaras de seguridad, no sabemos en que momentos podemos estar siendo observados, pero somos concientes de que constantemente somos “vigilados” y fundamentalmente, registrados: cada acción, cada paso, con cada persona con la que hablamos.
El sistema panóptico actúa como un dispositivo de control, ya que “gracias a sus mecanismos de observación, gana en eficacia y en capacidad de penetración en el comportamiento de los hombres (Foucault)”. La manera en que nos desenvolvemos frente estas cámaras que “resguardan” nuestra seguridad, intentará responder siempre a protocolos de comportamiento adecuados, de moralidad, de valores éticos, “de lo que es correcto”. No podrán ser vistos “esas formas de ser” consideradas incorrectas, desagradables, hasta asquerosas porque todo el tiempo hay un ojo que observa nuestras acciones.



“Somos las máquinas que creamos”

“Es fácil hacer corresponder a cada sociedad distintos tipos de máquinas, no porque las máquinas sean determinantes sino porque expresan las formas sociales capaces de crearlas y utilizarlas (…) Las sociedades de control operan con máquinas de tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo peligro pasivo es el ruido (Deleze)”. Las cámaras de seguridad deben pasar desapercibidas, sabemos que están allí pero las personas proceden (mejor dicho, actúan) como si no lo estuvieran. Dentro de las sociedades de control, hoy también sociedades de la información y lo digital, las cámaras de seguridad responden a las necesidades de las mismas.
De este modo, en la actualidad es característico que estas formas escapen del control mediante la represión física, pero sí son específicas el uso de las nuevas tecnologías como mecanismos de control: lo audiovisual, lo digital y lo informático están hoy al servicio de estas nuevas formas. Al mismo tiempo, se relacionan constantemente con las prácticas culturales que siempre se dan en un contexto determinado, que responden a necesidades específicas y a las características del tiempo en el cual se desarrollan.



Entre lo legal, lo moral y lo real.

Las cámaras de seguridad también son utilizadas como pruebas en muchos juicios. Han colaborado y servido de ayuda para esclarecer hechos delictivos de distintas índoles: robos, asesinatos, violaciones, etc. De este modo, cobran un papel muy importante, y fundamental, dentro del aspecto legal.
Pero al mismo tiempo, dentro del sentido de lo moral pueden llegar a jugar en contra de distintos derechos y garantías de las personas resguardadas en la Constitución Nacional, en Pactos Internacionales, y en el Código Civil. El derecho a la intimidad se ve sobrepasado por otras cuestiones, en la mayoría de los casos, por la inseguridad. Pero son evidentes que en nombre de nuestra “integridad”, y el de las grandes empresas, estos derechos y garantías sean sustituidas por un cartelito de “Sonría, lo estamos filmando”.
Entonces, pareciera que lo que hoy forma parte de la realidad es que lo moral y los valores éticos, en el uso de las cámaras de seguridad, dejen de lado al derecho a la intimidad y la privacidad para “llenar” otros espacios, en este caso, la protección de nuestra seguridad ¿Excusa o verdad?



Conclusión

¿La vigilancia intenta ser una excusa?

Foucault dice que hemos pasado de sociedades disciplinarias a sociedad de control. Para finalizar me pregunto se existe algún tipo de límite para los que tienen el poder y el control sobre lo que “consideramos nuestras acciones”. Me gusta creer que existen los límites. Entonces, ¿hasta qué punto las sociedades de control pueden hacer uso de estos mecanismos para registrar las acciones de las personas?
Sin lugar a dudas, las cámaras de seguridad presentes (pero nunca “protagonistas”, no quieren llamar nuestra atención) en la mayoría de los espacios públicos, y de las instituciones sociales funcionan como un mecanismo de control. De esta manera, este tipo de sociedades pueden ser relacionadas con la historia que narra George Orwell.
No se escapa de la realidad, no esta “descolocada” la idea de que en el 2008 la mayoría de nuestras “acciones sociales” están siendo registradas todo el tiempo, y en todos los espacios donde nos desplazamos: en el trabajo, en la escuela, en el supermercado, en el banco, etc. Lo fundamental ahora es poder y empezar a reflexionar sobre cuáles son los límites, sí es que creemos que deben haberlos. Y sí es que creemos que así es, cómo (y después cuando) empezar a exigir que se cumplan.

lunes, 23 de junio de 2008

Las distintas versiones de los hechos

“Mi única explicación es que así como los hechos reales se olvidan, también algunos que nunca fueron pueden estar en los recuerdos como si hubieran sido.” Gabriel García Márquez

Se mezclaron las dos versiones de los hechos, las de siempre. ¡Para qué esforzarnos por ser originales! En la primera soy la víctima, en la segunda soy la victimaria. Los malos y los buenos en distintas versiones no se reconocen y no quieren hablar de la Verdad.

Los roles se pasan entre nosotros como realidades constantes, hoy podrás ser el protagonista, mañana ni siquiera te llaman para completar la tribuna del fondo…

Cuando soy la víctima siempre estás en mi vida. Dando vueltas, mareándome y sin encontrarnos nunca, salvo en algunas ocasiones en las cuales me salía perfecto mi papel del día. Me empujabas, me decías que la nada siempre te hablaba de nosotros. Siempre creíste en lo que no existe, lo raro de esto es que nunca creíste en mí si no estaba.
Pero cuando me cambio la remera y tengo el permiso de ser la victimaria, las verdades nunca llegan a encajar completamente. Las distancias se consumieron cuando ya estaba disfrazada de la “mala”, y ahora me crees poco y nada… ¡esa nada siempre metida en el medio de los dos!
La imprudencia, es otra de esas malditas compañías, que te pierden en los momentos. “Lo que no nos dijimos nunca, lo que nunca nos debimos haber dicho”. Esta frase ya la escuche por otros cuentos dentro de otros vientos y caminos. Si sos reciclable servirás cuando soy la protagonista malvada.
Los malos y los buenos, los de siempre y los de costumbre, los pocos creíbles y los increíbles, los lleno de nada y los que se llevan todo. No te creas que no me di cuenta de lo rápido que nos intercambiamos los papeles.
Expertos en hacer mal al otro cuando éste planeaba hacernos tanto bien.
Expertos en intentar hacer bien al otro cuando éste miraba para otro lado.

viernes, 30 de mayo de 2008

Marx se compró un celular

Hace pocos años se ha incorporado a las andanzas de nuestra vida cotidiana un “pequeño” aparatito que nos acompaña a todas partes: cuando nos dirigimos del living a la habitación, cuando deambulamos por las calles de la ciudad, cuando vamos al baño (¿?), cuando vamos a hacer las compras, etc.
Este se va a la cama con nosotros, se sienta como un comensal más a nuestra mesa, nos “pasa el dato” sobre personas que no vemos hace mucho tiempo, y también sobre esas que están en la habitación continua.
El pequeño aparato guarda momentos “inolvidables”: el 15 de una prima, la foto del novio, de la mamá, de la abuela, del perro, del gato, del loro, de la vecina. Congela “para siempre” el día en que fuimos a visitar a un amigo a su casa en el interior, “el día ese que nos juntamos todos en lo de un compañero por el último día de clases”, ¿te acordás?; preserva eternamente momentos casuales, que hace algunos años atrás no hubiéramos tenido recuerdo más que por nuestra, “aparentemente pasada de moda”, memoria.
Pero ¿qué nos promete este aparatito (y paso a revelarles sin más vueltas), el teléfono celular, que no cumple?



“Quién sabe si mucha gente no se estará jugando la vida por causas de cartón pintado.” [1]

Este es el inicio. Desde aquí intentaré dirigirme hacia esas promesas que se nos ofrece desde la industria del “modelo capitalista”, y los restos que llegan hasta nuestras manos. Hoy es el turno del teléfono celular, pero podría ser cualquier otro moderno artefacto: desde la última computadora hasta ese champú anti-frizz que tanto nos aseguran que necesitamos para ser TOTALMENTE felices. Pero después, nadie se acuerda de avisarnos, que pareciera que nunca nada es suficiente.




¡Advertencia! Para desentendidos:
¿Qué es un teléfono celular?

“Los usos principales de las nuevas tecnologías empezaron a depender de concentraciones sin precedentes de capitales de comunicación, y se establecieron relaciones muy complejas, y a veces, contradictorias, entre estos sistemas nuevos y las redes más comunes (Estado, Iglesia, escuela, familia) de preparación social y cultural.”[2]

El teléfono fue una tecnología que no solo permitió, sino también alentó, las comunicaciones directas persona a persona.[3] El “celu” es un dispositivo inalámbrico electrónico que permite tener acceso a la red de telefonía celular o móvil. Su principal característica es su portabilidad, que permite comunicarse desde casi cualquier lugar.[4] Sus principales funciones, además de la de un teléfono convencional, son por ejemplo: agenda, acceso a Internet, GPS, juegos, reproducción de música MP3 y otros formatos, correo electrónico, mensajes de texto, fotografía y video digital, videollamada, televisión digital, etc. Estas características parecerían pretender el acercarnos hacia la comunicación, hacia el desarrollo, hacia un primer mundo que cada día está más lejos.
Desde sus inicios, a finales de los 70, ha revolucionado enormemente las actividades que realizamos diariamente. Así, como dice Williams, mucho tiempo antes de la aparición de estos aparatitos, “más allá de su uso comercial se convirtió en una tecnología disponible para el contacto personal en las nuevas condiciones de dispersión de amigos y familiares”[5] refiriéndose al teléfono convencional. Hoy, asocio también sus palabras a la telefonía celular, sumando las contradicciones de este entre los espacios de ocio y como material de trabajo. Así, los teléfonos celulares se han convertido en una herramienta primordial para la gente común, para la gente de negocios. Su evolución ha permitido disminuir su tamaño y peso, baterías más pequeñas y de mayor duración, pantallas más nítidas y de colores.
Algunas formas de comunicarnos han cambiado, se han transformado, han surgido de entre las nuevas tecnologías y sociedades, no hay nada de nuevo en eso. Así, esa ilusión de un mundo conectado en cualquier momento y lugar se ha intensificado con el acceso, en este caso, de gran cantidad de personas a un teléfono celular. Pero son muchas las cuestiones que quedan afuera. ¿Estamos comunicados al tener un teléfono celular en la mano? ¿Las formas de uso son las mismas entre para lo que fue diseñado y las personas en la práctica, lo utilizan? ¿Qué otros asuntos y/o conocimientos son necesarios para su utilización?
Hoy, ¿dependemos de un teléfono celular para poder desenvolvernos en nuestra vida cotidiana? ¿Depende esto solamente de nosotros?



El Fetichismo: se “pone cómodo” a lado nuestro

Para Marx[6], el fetichismo consiste en dotar a determinado objeto de características que no les son propias de su naturaleza, su esencia, su definición en tanto objeto social; así a este objeto/sujeto “se le atribuyen características humanas (...) se personifican y se transforman en sujetos”[7]
Ya lo dijo Marx a mediados del siglo XIX, los sujetos se vuelven objetos y los objetos se vuelven sujetos. Y por los pasillos de la facultad escucho: “no puedo vivir sin mi celular”… ¡Qué sentirá él que a su celular se le va quedando sin baterías!
“Entonces, a partir del fetichismo el ser humano vivencia la realidad social como si fuera radicalmente “externa”, como si tuviera “vida propia”. El valor y las relaciones mercantiles operan a espaldas de los sujetos y los obligan de manera coactiva a subordinarse a su lógica”, plantea Marx.
Pero cómo “salirnos” o no de esto, cómo escapar, si es que hay alguna próxima salida a esa idea de que las máquinas dominarán a los hombres. Aunque, somos nosotros, las personas, las que vamos dando sentido a nuestro alrededor, sin embargo pareciera que es casi imposible ser distintos en un mundo donde lo que hace a la persona es lo que consume, lo que puede llegar a comprar, los objetos que se transforman en sujeto a su alrededor. Al mismo tiempo, esto siempre está en contradicción con cuestiones que se escapan de nuestras manos. Entender, lo que Marx y Engels formularon hace mucho tiempo atrás; a esas contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. Así, plantean, que al llegar a una determinada fase del desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes[8], y le procederá una crisis y un cambio de modelo. Todos sabemos muy bien, que esto aún no ha ocurrido, el capitalismo ante sus crisis se ha –relativamente- reinventado. El tiempo dirá.



¡Marx se compró un celular!

“¡Ah, siempre tan pícaros ellos! Y –cosa curiosa- tanto trabajar alrededor de la seda y ni siquiera he traído un pañuelo de esta tela. Ahora desde hace quince años trabajo la “yerba” y… no “tomo mate”. La seda, lujo; la “yerba”, vicio: ambas superfluas”.[9]

Esta es una narración sobre las vivencias de un colono a mediados del siglo pasado en la zona de las plantaciones de yerba mate en Santa Ana, Misiones. La historia no ha cambiado mucho.
La Argentina produce muchos más alimentos de los que consumiría su población, pero en nuestro país hay altos índices de desnutrición e indigencia. Vamos a otro ejemplo: los millones de trabajadores de la construcción (de viviendas, escuelas, hospitales, caminos) que trabajan alrededor de diez horas diarias pero no tienen acceso pavimentado al lugar donde viven, no poseen casa propia, la salud pública deja mucho que desear, al igual que la educación que desde el Estado se les ofrece. ¿Estas personas, y así la mayoría de los trabajadores, trabajan para vivir o viven para trabajar?

Y pese a las críticas de su compañero Engels, me han contado que Marx se compró “el celular”. Se olvidó de sus teorías, (o quizás resignándose a la realidad en la cual pareciera que estamos inmersos), y ahora tiene un “celu” que saca fotos, graba videos de dos horas, tiene una tarjeta de memoria expandible de 3G, radio, y MP3. Además, dicen las malas lenguas, que se la pasa conectado al Messenger todo el tiempo, que tiene un fotolog (¿se habrá convertido en un flogger?), y que hasta escucha Miranda!.
Pero lo que parece que a Marx no le han contado que estas nuevas culturas del consumo masivo traen consigo otras cuestiones que afectan quizás de igual manera al ser humano. Sólo para hacer referencia a un caso, voy a tocar el tema de la contaminación electromagnética. Esta “es la contaminación producida por las radiaciones del espectro electromagnético generadas por equipos electrónicos u otros elementos producto de la actividad humana. Así, según algunos recientes estudios esto aumenta la probabilidad de cáncer en personas que viven en zonas cercanas a torres de alta tensión, se suma, la reciente preocupación sobre el uso de la telefonía celular, y de las antenas de celulares han contribuido a despertar una preocupación general en la sociedad.[10]
Lo moderno, hace bastante tiempo que nos hemos ido dado cuenta, no va de la mano del cuidado del medio ambiente, de las necesidades de la mayoría de la población. Pareciera que no es muy amigo de una realidad que él mismo intenta invisibilizar, y dejar afuera. Lo moderno me contaron que solo un mejor amigo: el consumo.



Para terminar, me gustaría contarles una pequeña historia, que seguramente la conocen los que leyeron a Marx, y también los más desentendidos con el autor: los trabajadores y los empresarios, los docentes y los alumnos, los padres y los hijos, los productores y los consumidores, las autoridades del Estado y los indocumentados y analfabetos. Nadie se va a sorprender.

Había una vez…

“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases (…) opresores y oprimidos se enfrentaron siempre (…) La burguesía, después del establecimiento de la gran industria y del mercado universal, conquistó finalmente la hegemonía exclusiva del poder político en el Estado representativo moderno. El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”[11].
Y colorín colorado…

Me pregunto ahora ¿cuál es la moraleja que nos deja esta historia que escribió Marx hace tantos años? ¿No será la de que los que más tienen seguirán siempre teniendo más, y los que menos tienen tendrán cada vez menos? ¿No es con esa moraleja con la que hoy nos topamos cada vez que prendemos la TV, salimos a dar una vuelta por el centro, por el barrio?

Las siempre mismas contradicciones entre los que nos ofrece, en este caso el teléfono celular, y todo lo que jamás podrá cumplir. La idea del siempre estar conectados, de estar cerca, está en la vereda de enfrente, de los que no tienen las herramientas para poder entrar en el juego, con los que nunca entraron desde en el inicio en la “maqueta” del modelo capitalista.


[1] DOLINA, Alejandro. Crónicas del Ángel Gris.
[2] WILLLIAMS, Raymond. Pág.207
[3] WILLLIAMS, Raymond. Pág.199
[4] www.wikipedia.org/wiki/Telefon%C3%ADa_m%C3%B3vil
[5] WILLLIAMS, Raymond. Pág.199
[6] En KOHAN, Néstor. El Capital.
[7] KOHAN, Néstor. El Capital. Pág. 232-233
[8] Conceptos desarrollados por Marx en el “Prólogo: Introducción a la crítica de la economía política”
[9] ZAMBONI, Benito. Escenas familiares campestres. Posadas. Editorial universitaria, 1999. pág. 59
[10] http://www.wikipedia.org/wiki/Telefon%C3%ADa_m%C3%B3vil
[11] MARX y ENGELS. Manifiesto Comunista

martes, 13 de mayo de 2008

Relativismo Cultural para las Malas Palabras

Hay esos puntos de contacto, en que se necesitan oportunidades frescas para todos, donde son necesarios los espacios para reflexionar y dar un lugar a esas cuestiones que siempre fueron en nosotros víctimas de prejuicios (aunque nunca las hayamos considerado de ese modo).
Dentro de mis textos, las personas se transforman en adjetivos, los estados del tiempo pasan a ser personas comunes y corrientes, la vida se trasforma historias, los deseos dejan de salir por las noches y se pasean a la luz del día, como muchos sustantivos comunes pasan a ser sustantivos propios.
Así, confundida entre Palabras (varias veces muy “malditas”) y Realidades, unos de estos sábados me encontré con la Verdad, como todos ya sabemos, una Cualquiera, en un barcito al que suelo ir con estos amigos míos: la Costumbre, sí que mala junta; mi mejor amigo real (1) de hoy y de siempre, el Destino. De su mano, vestida de verde, muy puta, venía también la Esperanza (2). A la Verdad la encontramos en la barra en un estado deplorable; sentada en una de esas sillas giratorias. En una mano sujetaba una copa de vino, en la otra, la botella. Daba vueltas y vueltas para decirnos cosas que ya sabíamos pero que nunca íbamos a tomar en serio. La dejamos sola, como el resto del mundo, nos quería convencer de cuestiones que nada tenían que ver con la Realidad. Después de un rato, la vimos irse a los abrazos con la Nostalgia, una metida de Mierda.

Volviendo a la idea, volviendo a la “vida real”. Dentro de mis textos las Malas Palabras fueron siempre victimarias y yo, víctima de ellas. Aunque muchas veces, buscaba en estas Malditas Palabras alguna respuesta, alguna señal que justifique los daños. Así no tendría que hacerme cargo de todos los gastos sola. Pero no sirvieron de nada, lo que me dije a mi misma y lo que me dije de vos, sólo me confundió entre las historias.
Pero hoy, un poco más conciente y reflexiva sobre el tema me pregunto:
¿Son tan malas las Malas Palabras? ¿No seremos solamente prejuiciosas con ellas? ¿Alguien no nos habrá pasado preconceptos que siempre las intentan ocultar entre los que son y los que les gustaría ser; lo que nos dijeron (para variar) y los que ellas nos intentan decir?
Sí las mezclamos tal vez logremos algo distinto; algo que tenga que ver con vos y a la vez conmigo. Quizás hasta hable de Ella, ¡cómo no nombrarla sí tiene que ver con los dos!
Quizás, las Malas Palabras estén esperando una mirada relativista, algunos susurros dulces al oído. Quizás necesiten apoyo moral, que les demos una mano para que consigan un buen puesto en la sociedad. O talvez, necesiten urgente que nos sentemos a escuchar que es lo que tienen para decirnos…









(1) Palabras de Vick
(2) Ya lo cite en muchas ocasiones por la misma metáfora, Julio Cortazar.

domingo, 4 de mayo de 2008

Príncipes conectados al Messenger

¿Cuáles serán las razones para encontrarnos en las calles de esta virtual ciudad dentro de una vez y de un cuando?

Te conectás a mis días de una manera tan particular que pensábamos sería imposible. Pero no necesitamos ni dos segundos para seguir siendo un poco más de los mismos diferentes. Así, se que pasás por lo mismo, y me reconforta el hecho de que jamás vas a estar completamente lejos.

Seguramente estas historias que se marchitan en la primavera, seguirán floreciendo con alguna nueva luz prestada de otros soles, de otros tiempos y espacios. Y aunque cada vez tengan menos color y estén más desentendidas de nuestras realidades, construidas día a día minuciosamente, surgen ante nosotros nuevas posibilidades de entendimiento.

Te alejas y volvés a entrar, sin pedir permiso. Las diferencias siempre lograron hacernos entender, sin más preguntas ni pretextos.

Te perdí una vez entre la gente, te volví a encontrar frente a espejitos de siete colores. No quisiste retroceder jamás. Me di la vuelta y volví, siempre por los mismos caminos. Me contaron que aún seguís ahí, frente a fantasías que son ahora tu realidad, frente a excusas que siempre se van por el inodoro, frente a permisos sin firmas ni papel y que pretender valer algo, frente a cosas que son tan distintas de lo que fuimos.

Te aclaro, no son Reproches. Ellos se marcharon hace tiempo para otro lado. No se me ocurrió preguntarles nada. No se despidieron, solo se despertaron y salieron. “Cosas que suelen suceder”, me dirías en otras circunstancias.

En estos últimos tiempos, los príncipes azules suelen aparecen casi todo el tiempo conectados al Messenger. Y aunque nunca esten disponibles, siempre reaparecen dentro de una vez y un cuando. Es su espacio preferido, un lugar único con ventanas para todos: para los claustrofóbicos y los que deseen escaparse de los finales felices.

viernes, 25 de abril de 2008

Los demás parecieran que siempre están DeMás

Tengo que seguir esta línea, no puedo ir ni un poco más aca ni más allá. Los papeles que firmé me comprometen. Estoy obligada, ante la ley, a cumplirlo.

Parece que perdemos mucho si ofrecemos poco (que es todo lo que tenemos) pero también parece que no queremos reconocernos cuando no nos conviene. Así, te mezclo entre dos visiones que nada tienen que ver. Como nosotros desde un principio, y ahora iguales, parados en un final que se resiste a morir. Yo nunca me resisto.

Necesitamos decirlo, hasta talvez gritarlo: ¡Las cosas se nos van de las manos!
Y te confundís con dos palabras. Y te mareas con dos ojos. Y te caes por el impacto.

- Necesito pensar, ¡no me interrumpas! Todavía me quedan varias piezas para terminar este collage. Soy malísima uniendo formas dispares, jamás pueden encajar completamente y quedar al mismo tiempo “bien”. Tenía ganas de imaginarme lo que iba a ser de mí un poco más adelante. No logré concentrarme, pasaba el presente disfrazado con lentejuelas y brillitos y me distrajo. Así que no me pidas que continúe en esa línea, si sabes muy bien que el presente nos distrae y encandila. Esperé demasiado de mí, y del mañana… pero no pude acordarme, y hoy no está invitado.

Vos y yo…
Él y yo…
Ella y vos…
Él y vos…
Ella y yo…
Él y ella…
Ellos…
Ustedes…
Nosotros…
Todos entre burbujas, nubes de pedo, distintas visiones, puntos de vista, propios y personales mundos. ¿Hace falta entendernos? Los demás parecieran que siempre están DeMás.

Las decisiones nos duran menos de un día. Lo que “los demás” creen que son “los demás”, no encaja con lo que nosotros creemos que son “los demás”. Mejor no nos preguntemos que seremos cada uno de nosotros porque si somos lo que comemos ¿seré como vos? ¿Seremos como los demás siempre DeMás?












Me puedo engañar tan fácil. Y son tus ojos que no me dicen nada…

miércoles, 16 de abril de 2008

Para olvidar decime que no…

Yo se, no te vas a acordar.
Teníamos esa cita antes de que el pasado llegase para embargarnos nuestra historia. Nos cobró todo, no se olvidó de los intereses: el mal hecho, los reproches, los largos tragos y suspiros; pero sobre todo, lo que prometimos darnos y jamás se nos ocurrió cumplir… algo de tiempo, algo de afecto, algo de confianza, algo que tuviera que ver con la Verdad (cualquiera, no importaba)…
- “Algo”, me recriminaste, siempre fue demasiado.

Yo sabía, no te ibas a acordar.
Pedirme más era menos para mí, no tenía sentido. Porque mañana, había dicho (que siempre es hoy), no nos reconoceríamos, y nunca vale la pena el intento. Nunca.
Lo entendíamos muy bien: jamás volvemos a ser los mismos después que las paredes, el asfalto, y el desencanto se empeñan en destrozarnos.

Y sabías, no me iba a acordar.
“¡¡¡No me hagas migas en la cama!!!”, me dijiste la primera vez. Siempre hay una segunda; y con suerte llegarán vencidas las terceras, siempre tarde. Pero no pude evitarlo, no quería moverme, estaba muy cómoda.
Más de una vez nos ensuciamos los sueños con migas (migajas) de alguna cama que nada tenía que ver con nosotros. Y ahora decís que la falla es del Otro.
¿Me regalás la culpa que habíamos comprado juntos? ¡Qué hipócrita!

¿Sabes? No me acuerdo.
Justo en ese instante me vi reflejada en algún espejo. Ya no me acuerdo lo que significan las miradas en silencio, las palabras en colores, las uñas escarbando heridas.

Y ahora sabrás, me acuerdo.
Esto es lo último… y en frases que no son las mías te recuerdo…
“Decime que anoche nunca existió… Me despierto y no tengo cabeza, siento pasos adentro del colchón. En el techo hay un nido de ratas. Tengo un brazo de cada color. (…) El espejo me mira y me aplaude. La botella dice yo no fui. (…) Mientras tanto vos seguís dormido, apenas me acuerdo quien sos. Mientras tanto vos hablás en sueños, yo me encierro en el baño a fumar. Otra vez me olvide de sacar la basura del valdío de mi corazón. Otra vez me olvide de cambiar los pañales del desastre de mi soledad.
Decime que no, decime que anoche nunca existió…” (1)

Decime que no… decime que no… decime que no…






1- “Decime que anoche nunca existió”, Iván Noble

viernes, 11 de abril de 2008

Juegos por jugar

Antes de que el Sol y la Mañana aparezcan en escena, y retomemos cansados a nuestros personajes de todos los días, me dices que esta noche fuiste como eres. No disfrazaste tu personalidad con lentejuelas y brillitos.
Se acercó completamente la Mañana a saludarnos y a preguntarnos ¿qué hacíamos todavía juntos? Le contestamos confundidos, aún con el brillo entre los ojos, que no podíamos separar nuestras miradas, y no entendíamos el porqué.
Llegaba la Despedida y no se nos ocurrió otra cosa que alejarnos. Creímos que nos encontraríamos de nuevo, como esta noche. Conclusión Errada. Aún hoy, después de muchas otras Mañanas indiscretas, no hubo otra noche.
La Mañana, acompañada siempre del radiante y delatante Sol, continuaron su juego, pero no nos dejaron continuar el nuestro.

martes, 1 de abril de 2008

Rico en frases hechas

Después de andar un rato por calles que nunca te llevan a ningún lado; buscando debajo de pedazos de asfalto esa esencia tan cotizada, ahí estabas, escampándote de un mundo del cual ibas a querer salir en cuanto entraras.
Así, huyendo de mil mundos te encontré. Para no perderme con esta mala junta amiga mía, la Costumbre, fui detrás tuyo. Siempre chocándonos entre la gente y lo que no sabemos del otro.
Te necesito lejos para poder tenerte más cerca pero son las Malas Palabras las que me llevan hasta vos. No necesito evadirlas, tu mirada con sabor a caramelos de sal, me dice cuanto de mentira hay en todo lo que decís. Son demasiadas pero… ¡te quedan tan bien!
¿Por qué alejarme? ¿Por qué salir corriendo si alimentás a mis líneas con tu presencia dispar en mi vida? El valor está en la comida para mañana con esos temas de ayer que ya nadie recuerda.
Y no se exactamente cómo pero ahí estás; presencia virtual tan rica en frases hechas. No se si sos humano o letras en mi vida pero surgís en uno y terminás siempre siendo lo otro. A veces creo que te invento en cada palabra que zurzo a otra, que añado aunque nada tengan que ver entre sí: los colores y texturas no combinan, los tamaños no encajan.
¿Habrás caído en la cuenta que solamente nos reímos para la foto, que todo lo que decimos podrá ser usado en nuestra contra, que los pañuelitos de papel son descartables, que tus mentiras tan dulces se venden en los kioscos como caramelos de sal, y que son muy fáciles de conseguir?
Tus funciones, esas que tanto creí y confié que tenías para mí, se escaparon con todo lo que me ha dicho el viento de vos. Es bueno tener una libretita para anotar lo que se nos ocurre, lo que me decís, y lo que “el resto” afirma de gente que no conoce. En fin, lo que aseguramos que es el Otro sin siquiera saber cual es su verdadero nombre.

viernes, 28 de marzo de 2008

Cada uno tiene un florero para sus flores

Habló de esas consecuencias que suelen aparecer después de ciertos hechos, y dijo: “es imposible no terminar siendo como los otros creen que uno es” (1), soltando una carcajada.
Pero no tenía ganas de reírme, le dije y muy convencida agregué: “tengo ganas de ser normal”. Está más que claro que no nos alcanzará el tiempo para serlo, no hay ejemplos a nuestro alrededor que nos sirvan de guía. Entonces, digamos mucho que nada tenga que ver con la verdad, así nos confundimos más y nos creemos algo que no somos ni seremos Nunca.
Por cierto, los cambios no llegarán porque no creés en ellos y porque yo jamás creeré en vos. Pero no te preocupes, no pasa nada. El tiempo siempre dice mucho más de nosotros que de todo “el resto”; esa será nuestra sentencia.
Vivimos dentro de nuestras creencias, y solemos no poder escapar de las moralejas; siempre nos pesan en la espalda. Y sí, ¡a cargar con ellas si tenemos suerte!
¿Qué tan buenos pensamos que somos?
Quisiste creer lo que tenías ganas, escuchaste lo primero que te confió el viento, pensaste lo peor porque siempre es lo más fácil, golpeaste al que se supone debería ser el más débil y un culpable en potencia.
¿Hasta qué punto podemos mentirnos de verdad?

Decididos a contar cosas sobre nosotros mismos, y sobre personas que creemos que pertenecen a nuestras líneas de vida; con este poder, que nadie nos ha concedido, remarcamos el nombre y la conciencia del otro con nuestro nuevo don.
Ahí estamos: vos y yo, libres de culpas, echando piedras a la mochila del Otro. De nada nos servirá parar un toque y decirnos algo, ¡estamos libres de culpas! ¡Cómo pensar si no tiene nada que ver!
Y de esta manera, iba creyendo que existían personas que no se confundían, y como si no fuera posible la casualidad, de nuevo nos cruzamos. Recordé que durante un breve lapso de tiempo fuiste una buena muestra de “normalidad” para mí. Pero ahora te da miedo que te toque las piernas. Pensás, estoy segura, que soy capaz de morderte. Te confieso que aunque sea muy fuerte la tentación, no temas, no me queda tiempo por perder.
Sin embargo, parece que ya no com-b(v)ino (pero sí con fernet) la moral con el color de la bombacha, ¿no? Hice una nota de aviso que decía que esto iba a terminar mal, pero pensaste que era como vos, que no me confundía.
Pero… ¿por qué lo mirás así de reojo y con tanto deseo? ¿¡Qué!? Te encantaría hacer lo mismo ¿no? Y matar a esos raedores de mierda que viven en tu cabeza y así, poder disfrutar. Y te hablo de disfrutar en serio, no ese goce que viene pasando de generación en generación en tu entorno y que tan pasado de moda está. Todos sabemos que las modas se imponen mucho en estos tiempos, pero estas hablan más de nosotros que de esas modelitos escuálidas que perseguís y que tienen tanto de antimoda como todo lo que reprimís dentro.
Te encantaría hacer lo mismo, pero no. Es más fácil aparentar que dejar hacer. ¡Al menos eso! Dejar hacer al Otro lo que quiera. Pero, ¿por qué lo espías? Te involucrás en un juego que ya empezó. ¡Hacé la tuya querido! El morbo es moneda corriente pero siempre corre en su contra.


1- “Memorias de mis putas tristes”; Gabriel García Márquez


martes, 25 de marzo de 2008

24 de marzo ¿Verdad, Memoria y Justicia?

Son las 7 de la mañana del 24 de marzo de 2008, volvieron de una noche agitada. Salieron a bailar la noche anterior. Sabían que era un feriado nuevo, por los desaparecidos y la dictadura. En todos lados habían escuchado hablar del tema. La semana pasada en la hora de Ciencias Sociales vieron “La noche de los lápices”. Estaban contentos que no tenían que ir al cole ese día.
Esa fue toda la reflexión que pudo ofrecerles el Estado desde sus políticas educativas pro-democráticas a los jóvenes. Me pregunto ¿a esto nos referimos cuando nos hablan de Memoria, Justicia y Verdad?

¿Quién no se cayó alguna vez de la bicicleta cuando era chico? Lo más probable era que te lastimes las rodillas y después de un tiempo te salga una “cascarita”. La tentación de sacártela con las uñas era muy grande pero ahí llegaba mamá que decía ¡no!, y con mucha dulzura nos explicaba que volvería a sangrarnos, a dolernos las heridas. Pero cuando sos chico no soles hacerle mucho caso a ese tipo de consejos. Así que te sacaste la cascarita y las rodillas te empezaron a sangrar de nuevo. No le habías dado el tiempo para cicatrizar.
Pareciera que no sólo cuando somos chicos nos gusta escarbar en las heridas que todavía no cicatrizan, y que seguramente no cicatrizarán jamás. Luego, hasta podemos creer que pasarnos la vida removiendo tumbas del pasado nos llevará hacia algún lugar mejor. “¡Temas de ayer, comida para mañana!”

Tal vez, el trabajo en el que me desempeñe en un futuro sea informar a la gente sobre estos temas. Dar mi opinión quizá este de más pero hoy no tengo ganas de anticiparme a nada sino simplemente decir algo que me irrita de frente. Y por ahí, hasta esté completamente desubicada al creer que remover en las tumbas de ayer, en el dolor de tanta gente, en la memoria de 30000 argentinos que ya no están, en los sentimientos de las Madres, los Hijos y los Nietos; no sea la mejor manera de “Recordar y Reflexionar” el inicio (sí El Inicio no el “Punto Final”) de una época tan de mierda de nuestra historia; fecha que “casualmente” se suma a un feriado largo.
Pero no lo puedo evitar, esta fecha inventada no me llega. Ahora hablar sobre los gobiernos de facto pareciera que esta de moda, ¿seguir escarbando en una época del carajo? La verdad no lo se. Pero en lo que creo es que como una vez gritamos Nunca Más, ahora es tiempo de decir ¡Basta! Basta de dictadura, basta de terror, basta de una democracia de ilusiones, basta de extremistas, basta de echarle la culpa al Otro, basta de culpables sueltos, basta de justificar lo injustificable, basta de pasarnos la pelota, basta de irresponsables, basta de mediocridad en la educación, basta de una historia a medias, basta de ese morbo que nos hace caer más bajo y no nos hace ningún bien, basta de cubrir los problemas del presente con mierda del pasado, basta de tropezarnos por mirar hacia atrás, basta de sacarnos la “cascarita” para ver si nos sigue doliendo. Como dirían unos amigos ¡Basta de Mentiras! ¡Basta de Mentirnos!
Las actitudes estúpidas, rebuscadas e inventadas no nos llevarán a ningún lado. Tengo ganas de decir Verdad, Justicia y Memoria pero mirando hacia adelante; necesitamos mirar para adelante. Se que fue difícil, se que fue horrible, se que nos quitaron mucho, se que debemos tener memoria para no cometer los mismos errores ¿pero no será hora de escribir una verdadera historia de Justicia, Verdad y Memoria, trabajando, educando, pensando?
Así es como veo hoy a este 24 de marzo de 2008; dentro de modismos encubiertos por el Estado en su búsqueda de tocarnos donde nos duele, en búsqueda de lo que más le conviene: un pasado de mierda, un presente “menos peor”, y un futuro ¿reviviendo un pasado? No, por favor.
Un 24 de marzo en el que la Justicia cumpla su papel y los culpables estén presos, en el que todas las historias que nos cuenten los libros sean Verdad y en el que hagamos Memoria todos los días, en el día a día; tendría más que ver con lo que intentan proclamar.

Y cada año que pasa, al contrario de los consejos de nuestras madres, me duele y me vuelve a sangrar esta herida.